La víctima cree que su mujer fue el cerebro del crimen

J.G.
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El denunciante aseguró que dos días antes de que le intentaran matar había roto la relación con su pareja

La víctima cree que su mujer fue el cerebro del crimen. - Foto: Rubén Serrallé

«Mi mujer era el cerebro, mi yerno consiguió el sicario y mi hijastra fue el señuelo, los cuatro estaban en el ajo». Con esas palabras se refirió ayer la víctima a la hija de su pareja y a los tres acusados, de su intento de asesinato, que se produjo en julio de 2017 en la localidad de Almansa, que se enfrentan a penas de hasta 20 años de cárcel. 

La víctima, J.M.L., que también se sienta en el banquillo de los acusados de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial, por atropellar a uno de sus presuntos agresores, explicó que él encontró una carta de amor que otro hombre le había enviado a su pareja y que aunque pensó en seguir con ella, dos días antes de que viajara a Almansa, donde trataron de matarlo, rompió la relación y cogió el dinero que tenía en la caja fuerte de su casa de Orense, donde residía la familia. 

En cuanto al viaje a Almansa, comentó que su pareja se empeñó en que se llevara a su hijastra para que viera a sus amigas y que aunque él no quería terminó accediendo. Cuando se fue el 24 de julio llevaba aproximadamente unos 6.000 euros en el coche y recogió otros 7.000 de su empresa en Madrid. Tras parar fueron a Montealegre ver al novio de la hija, porque ella quiso, a  y luego llegaron a Almansa. El denunciante negó que su yerno le dijera que su hijastra y su pareja quisieran matarle o que no durmiera solo esa noche en casa, como éste declaró. 

El crimen. Ya por la noche él dejó a su hija en Almansa y luego la recogió sobre las 23 horas y se fueron a la casa de campo con la cena, donde entraron en una estancia que él llamaba el bar. 

Después de cenar, se oyeron los pitidos de un coche y él salió con su hijastra para ver quien era y apareció el acusado M.S.G.V., que dijo que se había perdido buscando un paraje donde estaban sus amigos. Como su hija le dijo que era amigo suyo del instituto, él le abrió la puerta y entraron al bar. El chico aseguró que su móvil se había quedado sin batería, por lo que él cogió el suyo para llamar a esos amigos y cuando estaba marcando sintió como le clavaban un objeto punzante en el cuello, que resultó ser un cuchillo que tenía en su bar. Tras esto, el joven y su hijastra salieron a la calle y lo encerraron dentro. Él trató de llamar por teléfono a la Guardia Civil, pero como el móvil estaba ensangrentado, sólo fingió hacerlo, para que le oyeran desde fuera. En ese momento, oyó decir a su hijastra «entra y mátalo». 

Cuando el acusado M.S.G.V. iba a entrar comenzaron a forcejear y el denunciante recibió una docena de cuchilladas en el pulmón, el hombro, la mano, la frente, la nariz, el brazo o la muñeca. Estando cara a cara, el denunciante le dijo, «¿qué haces cabrón?» y el joven tropezó y cayó hacia atrás, momento que él aprovechó para correr hasta su coche y meterse dentro.

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