La Asamblea General de Naciones Unidas fijaba en 2012 para el día 21 de marzo la celebración del Día Internacional de los Bosques, una fecha para concienciar a los ciudadanos sobre su importancia vital, no en vano los bosques albergan alrededor del 80% de la biodiversidad terrestre mundial y más de 1.000 millones de personas dependen directamente de ellos para su alimentación, abrigo, energía e ingresos. A pesar de esto, la deforestación continúa a un ritmo de 13 millones de hectáreas anuales y es responsable de entre un 12 y un 20 por ciento de las emisiones de gases que producen el efecto invernadero. Son datos, recogidos por la Organización Mundial de las Naciones Unidas, que ponen en evidencia la importancia de marcar esta fecha en el calendario.

La provincia de Albacete suele asociarse por extensión a La Mancha y son muchos los que dan por hecho que la importancia de los bosques como ecosistema es menor a la de otras zonas del país, algo que no obedece a la realidad, ya que nuestra tierra presenta algunos aspectos característicos de bosques mediterráneos perfectamente definidos y posee una superficie forestal superior a las 400.000 hectáreas.

Como comenta José Julio del Olmo, portavoz de Ecologistas en Acción, «aunque la imagen que nos viene a la mente cuando hablamos del paisaje de Albacete, es la de una gran llanura, sin apenas vegetación y transformada por la actividad agrícola, todavía tenemos una amplia superficie cubierta de bosques, algunos en un magnífico estado de conservación y con una gran diversidad, tanto vegetal como faunística».

«Quizás el más representativo, y el que debió cubrir la mayor parte de la provincia, hasta el desarrollo agrícola de mediados del siglo pasado -prosigue del Olmo-, es el bosque mediterráneo, del que tenemos buenos ejemplos. Algunos tan próximos como el propio encinar municipal del término de Albacete, protegido por el Ayuntamiento y con más de 230 hectáreas protegidas. Los mejores ejemplos de bosque mediterráneo los encontramos en la Sierra de Relumbrar, al Suroeste de la provincia y con la particularidad de que se asientan sobre suelo silíceo en lugar de calizo, en los alrededores del río Guadalmena; también encontramos pequeños retazos en los límites del Campo de Montiel con la llanura manchega, en la parte occidental de la provincia y llegando hasta las mismas Lagunas de Ruidera, donde confluye con el bosque de sabinas que es el más característico, por encima de los 800 a 1.000 metros de altitud».

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