«Soy médico de vocación y CEO de profesión»

E. Real Jiménez
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«Mi experiencia y pasión por la Medicina me han ayudado a ser mejor gestor de una Compañía de Salud»

Belén Garijo López. - Foto: www.maks richter.com

Belén Garijo López. Con ese nombre, la responsable de la División de Salud del gigante farmacéutico alemán Merck no puede ser teutona. Licenciada en Medicina, casada y con dos hijas, presume de su pueblo, Almansa, allá donde le lleve su exigente cometido. 

¿Fue una niña interesada por el mundo de las ciencias?

A mí siempre se me dieron bien las ‘mates’ (sonríe). Me gustaba mucho también la Ciencia, la Biología... Siempre preguntaba ‘por qué, por qué, por qué’ hasta que mi padre se hartó y me regaló uno libros que se llamaban El porqué de las cosas. Devoraba esos libros. He tenido siempre una mente bastante curiosa. 

Finalmente me decanté por Medicina, me interesaba mucho saber por qué sucedían las cosas, como me sigue interesando, y ver cómo, a través de determinadas intervenciones, se puede ayudar a la gente a mejorar su calidad de vida. 

Es cierto que en los últimos años se ha constatado un interés decreciente de las niñas en lo que se denomina STEM (acrónimo, en inglés, de Ciencia, Tecnología, Ingenierías y Matemáticas) y eso es una mala noticia. Para revertir esta tendencia, es fundamental una promoción activa que fomente el interés de las jóvenes por estas materias desde muy temprano, porque necesitamos el talento femenino en estas áreas.  

Su trayectoria ha recibido varios reconocimientos. ¿Qué sintió cuando una figura como la exministra de Sanidad, Ana Pastor, la calificó, en 2016, como «una de las figuras más importantes del sector sanitario»?

Una gran satisfacción y mucho agradecimiento. Cuando ella era ministra de Sanidad yo estaba todavía en España, en otra compañía farmacéutica, y tuvimos siempre una buena conexión. Cada una en su ámbito, una en el público y otra en el privado, siempre encontramos la manera de abordar temas con honestidad y con el objetivo de hallar  soluciones que contribuyeran a mejorar la salud de las personas.

Muy orgullosa, aunque sentí que me hacía mayor, porque un reconocimiento a la trayectoria profesional te hace reflexionar sobre todo lo que has hecho. Menos mal que siempre pienso que lo mejor está por llegar.

¿Es fundamental pasar por el sector público, como usted hizo, antes de dar el salto al privado?

Estar ejerciendo como médico durante años me ha permitido conocer de primera mano las necesidades tanto de los pacientes como de los profesionales sanitarios, y cómo podemos apoyarles poniendo a su alcance las mejores y más innovadoras opciones terapéuticas.

Es una experiencia que, aunque no la considero imprescindible para  otro, para mí sí ha sido muy importante, primero porque me encanta la práctica clínica y segundo porque mi experiencia y mi pasión por la Medicina me han ayudado a ser mejor gestor de una compañía de Salud. Siempre he dicho que yo soy médico de vocación y CEO de profesión. La empatía, la proximidad a la gente, escuchar, entender, conectar, todo eso que me llevé de mi práctica clínica lo intento aplicar a mis estrategias de gestión y a las decisiones. 

En Merck desarrollamos productos para patologías crónicas muy serias, como cáncer o esclerosis múltiple, y tener presente al paciente en todo momento es importantísimo para tomar las decisiones correctas. 

Usted estudió Medicina y trabajó como médico clínico en el Hospital de la Paz, antes de dar ese salto, ¿por qué lo dio, al mundo de la gestión?

Fue un tema de oportunidad. No tuve la oportunidad de quedarme en el Hospital, que era lo que quería hacer, y exploré nuevas vías que me permitieran crecer y desarrollarme como profesional. Fue una decisión difícil. Sabía lo que no quería hacer,  trabajar en el entorno de la Administración Sanitaria. Entonces, la Investigación y Desarrollo en un laboratorio farmacéutico me pareció una vía muy atractiva. Y no me fue mal.

He disfrutado mucho. Estamos hablando de hace casi 30 años, cuando Investigación y Desarrollo era un área que, en las compañías multinacionales en España, estaba muy poco desarrollada. Tuve que crear desde cero un equipo de talento, que puse a disposición de la corporación -la compañía americana Abbott, la primera para la que empecé a trabajar- con un objetivo doble: que los científicos y médicos españoles participaran en programas punteros y, con ello, que la compañía tuviera un perfil más innovador y más reconocimiento de los colectivos para los que estábamos trabajando. Y salió bien.

Entonces me trasladé a Chicago. Allí nació mi segunda hija. Al volver a España hice la transición al área de estrategia y gestión. Hemos estado yendo y viniendo, lo que tiene dificultades, pero también muchas ventajas, como adquirir una percepción del mundo más global. Ha sido una experiencia apasionante, aún la disfruto, ahora en Alemania, en Merck.

Habría pocas compañías farmacéuticas hace tres siglos y medio, ¿no?

Que hayan perdurado hasta hoy, ninguna. Empezaron a hacer investigación farmacéutica en una farmacia donde la compañía tiene hoy su  sede mundial, en Darmstadt (Alemania). El 350 aniversario lo celebramos el año pasado y quedó patente el gran compromiso de una empresa que ha vivido guerras y recesiones, hasta convertirse en una compañía global líder en Ciencia y Tecnología. Estamos muy orgullosos de estos 350 años, y de ser una compañía mayoritariamente familiar, aunque con un 30% en el mercado. Tenemos lo mejor de los dos mundos, la orientación a largo plazo de las compañías familiares y la presión de los mercados, que nos exigen dar resultados cada trimestre.

¿Qué le atrae de la Industria Farmacéutica?

La posibilidad de desarrollar los medicamentos que luego solucionen problemas médicos. Uno sueña con que la molécula que estamos desarrollando permita dar soluciones a enfermedades aún no resueltas. Es un entorno muy complicado, de 10 moléculas que ponemos en desarrollo, sólo va a funcionar una.

Tiene experiencia profesional en  sistemas tan distintos como el español, el estadounidense y, ahora, el alemán, ¿cuál se queda?

Es difícil elegir, la diversidad de sistemas sanitarios es enormemente amplia. Nosotros operamos a nivel global, Estados Unidos es nuestro primer mercado, seguido por China y alguno grandes europeos. El acceso al mercado es, junto con el desarrollo de nuevos medicamentos, lo que más centra ahora nuestra atención. Tan importante como desarrollar productos innovadores que los pacientes tengan acceso a los mismos.

En cuanto a los sistemas, no hay una relación directa entre lo que un Gobierno dedica a salud y los resultados. Estados Unidos es uno de los países que más invierte, en porcentaje de PIB, en salud, pero su sistema es más privatizado, frente a otros modelos, como el de España, con un sistema público más amplio, o en Alemania, donde es mixto. 

Por desgracia hay muchos países  donde gran parte de sus ciudadanos no pueden acceder a niveles de cuidado básico. Eso nos preocupa en Merck a la hora comercializar nuevos medicamentos o potenciar los que encajan mejor con las necesidades de cada país. Nuestro negocio no es exactamente el mismo en Estados Unidos que en China.

¿Qué papel juegan gigantes como China en el campo farmacéutico?

China es ya la primera potencia mundial en producción, y se está moviendo hacia una economía de mayor valor añadido. Tiene enormes posibilidades como productor y como consumidor de salud. Está cambiando su mercado regulatorio y favoreciendo mucho la incorporación de biotecnología y de innovación, acortando los tiempos de desarrollo.

Nosotros fabricamos en China para China, así los procesos y la distribución son más eficientes, y tenemos un portfolio que se adecúa bien a las necesidades de los pacientes. 

Hace unas semanas participé en el International Pharmaceutical Innovation Forum, en Beijin, cuyo objetivo es promover la investigación mundial en salud y alentar el desarrollo del ecosistema de innovación de China a través de la colaboración.  Este tipo de foros es ejemplo de cómo se está posicionando claramente como un país puntero en salud. 

¿El problema de España es la poca importancia, y recursos, que se destinan a la investigación?

El sector privado hace un importante esfuerzo de investigación en España, principalmente en investigación clínica. El  público es cierto que parece haber pasado a un segundo plano la inversión en investigación. La escasez de recursos incide, pero también la burocracia o la falta de autonomía lo hacen. 

Tenemos en España una cantera de científicos extraordinarios que están logrando un posicionamiento internacional. Hay un enorme talento que no se debe perder y para eso hay que entender que la ciencia es el motor de la economía  y que invertir en ella y en innovación es hacerlo en crecimiento económico.

Es CEO de la división de Salud de Merck, ¿cuál es su filosofía para sacar el máximo rendimiento a esta responsabilidad?

Lo principal es disponer de un equipo de talento, motivado, que entienda, y viva, que el propósito de su trabajo es generar innovación en beneficio de los pacientes. En Merck vivimos esa cultura, As One For Patients -trabajando como uno solo para los pacientes- y esto se traduce en un esfuerzo compartido y un compromiso total con los resultados

Es miembro del Consejo de Administración de farmacéuticas o financieras de relevancia internacional, ¿no ha notado techo de cristal?

Las mujeres debemos empezar a no dejarnos amedrentar por los techos de cristal y a creer más en nosotras mismas. En las compañías se ha avanzado en favorecer la incorporación y el desarrollo del talento femenino, pero, al final, cada persona tiene sus prioridades y debe tomar sus propias decisiones, todas ellas válidas. Lo terrible es que, hoy, mujeres jóvenes siguen teniendo los mismos quebraderos de cabeza que tuve yo hace 30 años y la misma sensación de que hay que elegir entre una familia o una carrera profesional.  Y no es así: una familia y una carrera profesional exigente son compatibles y así lo defiendo en las sesiones de tutorización con las jóvenes talentos que tenemos en la compañía. 

¿Ser ambicioso, en lo profesional, es positivo o un arma de doble filo?

En este asunto hay muchos prejuicios. Yo defiendo que expresar la ambición es positivo y necesario. Si pregunto a tres chicos que quieren ser en el futuro, los tres me van a decir que CEO. Si lo formulo a tres chicas, me responderán de manera más ambigua. Sólo si insisto o les pregunto ¿pero queréis ser CEO?, van a decir que sí. Parece que les dé vergüenza ser tan directas. 

A nosotras nos cuesta más, pero  entre los líderes masculinos está  muy bien visto tener ambiciones y expresarlas abiertamente.

¿Le molestó que se hablara de usted por ser la ejecutiva mejor pagada de Alemania el año pasado?

Sí, me molestó mucho. Los números se manejaron con poco rigor pero, sobre todo, creo que esta situación no se hubiera dado con un hombre. Me gusta que me reconozcan por mis méritos y por mis logros profesionales. Lo que más frustración me produjo fue que no se me reconociera por ellos.

Y todo esto lo ha conseguido una almanseña, ¿viene mucho a su tierra?

Siempre que puedo me escapo a Almansa. Allí tengo familia y una casa  con mi hermana, la casa de mi abuela, donde hacemos celebraciones y lo pasamos muy bien. Me encanta disfrutar de mi pueblo, de mi Virgen de Belén, de mis amigos y amigas y  de pasar desapercibida y de disfrutar, como una almanseña más. Lo que no me pierdo casi nunca es la Semana Santa. Nada como Almansa para desconectar y recargar las pilas.

¿Qué consejo da a los jóvenes españoles que ponen su vista en Alemania como tierra de oportunidades?

Vivir fuera de tu país es un enorme sacrificio, pero una oportunidad de ver el mundo desde otra perspectiva. Para mí ha sido una experiencia determinante para lo profesional. 

En la situación laboral en que se encuentra España, Alemania es una buena opción. Es el tercer país que más inmigrantes acoge, es multicultural, inclusivo, y muy serio en lo que se refiere al trabajo. Hay oportunidades, pero hay que buscarlas porque no pasan por tu puerta, y el idioma es una barrera enorme. 

Yo me encuentro muy bien aquí, aunque he vivido también en Francia, Estados Unidos, Suiza… pero siempre en contacto con España. España es mi país favorito y mi casa.