La música reduce la ansiedad en pacientes críticos

MAITE MARTÍNEZ BLANCO
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Un ensayo clínico de cuatro enfermeros en la Unidad de Reanimación del Complejo Hospitalario Universitario de Albacete demuestra que, al escuchar su música preferida, los pacientes críticos alivian su ansiedad y reducen su dolor

Uno de los pacientes que participó en el ensayo clínico sobre musicoterapia. - Foto: CEDIDA

Érase una vez un paciente que sufrió un accidente de tráfico. Pasó varias semanas sedado después de ser operado y cuando despertó a su estado consciente unas enfermeras le preguntaron cuál era su música preferida. Al día siguiente, armadas con unos cascos, las enfermeras le facilitaron escuchar su canción favorita, evadirse durante unos instantes del lugar donde estaba. Un gesto simple pero efectivo para aliviar su sufrimiento. 

En algo así ha consistido el ensayo clínico en pacientes críticos que durante dos años han realizado cuatro enfermeros con personas que pasaron por la Unidad de Reanimación del Complejo Hospitalario. Su intención era estudiar en qué medida escuchar música podía contribuir a reducir la ansiedad y el dolor en pacientes politraumatizados. 

Las bondades de la musicoterapia están más que demostradas. Sin embargo, en unidades de pacientes críticos no abundaban los estudios y, además, en este caso el equipo quería comprobar el efecto de la música personalizada, elegida a la carta por el propio paciente, «esa era la principal novedad», explica Miguel Contreras, que firma este ensayo junto a las enfermeras Lucía Pérez, Aurea Rueda y Ana García Maestro. 

Los pacientes que sufren distintos traumatismos por accidentes de tráfico u otro tipo de siniestros son ‘clientes’ habituales de Reanimación, servicio donde coincidieron estos cuatro profesionales. Son pacientes que pueden pasar semanas, incluso meses, sedados, y cuando se les devuelve a la conciencia «se encuentran rodeados de máquinas, en un lugar muy frío, y aunque ya solo estén uno o dos días más en la unidad, esas 24 horas se les pueden hacer eternas», apunta Lucía Pérez. Al reflexionar sobre qué podían hacer para aliviar este trance, surgió la idea de preguntarles qué música les gustaba para ofrecérsela. Pero estos enfermeros creyeron que lo idóneo sería hacer primero un ensayo clínico para comprobar si de verdad era eficaz y así tener base científica para ponerlo en práctica. 

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