Carrera por la vacuna

Javier Villahizán (SPC)
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Desde mediados de enero, laboratorios de todo el mundo comenzaron un recorrido contrarreloj para lograr un fármaco seguro y eficaz que contrarreste al nuevo patógeno, un virus que ya ha matado a 1,2 millones de personas

Las primeras vacunas contra la COVID-19 llegarán a España a principios de 2021. - Foto: Jesús Diges

Hace ya casi 11 meses, el coronavirus SARS-CoV-2 empezaba a traspasar fronteras  y a contagiar a cientos de personas primero, a miles de ellas después y a millones ahora. Fue a mediados de enero de este extraño año cuando los científicos lograron descifrar el código genético de este virus surgido en Wuhan (China) y fue también entonces cuando se inició en el mundo una carrera contrarreloj para encontrar una vacuna que pueda contrarrestar al nuevo patógeno.  

Con casi 51 millones de infectados y más de 1,2 millones de muertos, según los datos que recopila la Universidad Johns Hopkins, hallar una profilaxis contra la COVID-19 es una cuestión de máxima prioridad para Estados, farmacéuticas, hospitales e instituciones académicas de primer orden.

Tal es así, que actualmente hay en el mundo más de 210 proyectos en marcha para detener de forma efectiva la libre circulación del virus de persona a persona y eliminarlo. Es decir, hay cientos de laboratorios, científicos y virólogos que están analizando y estudiando el coronavirus para intentar neutralizar el SARS-CoV-2 a través de los cuatro modelos o tipos de vacuna que existen: por medio del mismo virus, a partir de otros patógenos, con distinto material genético de la COVID-19 (ADN o ARN), o por medio de las proteínas. En cualquier caso, el fin es el mismo: encontrar una vacuna segura y fiable que mate el coronavirus.

De todas esas iniciativas, algunas de ellas españolas, apenas una decena de proyectos se encuentra ya en fase 3, en ensayos con miles de voluntarios en todo el mundo que se exponen al virus. 

El resultado por el momento es esperanzador. Ya hay dos fármacos que han anunciado resultados prometedores. La farmacéutica estadounidense Pfizer y la empresa de biotecnología alemana Biontech revelaron esta misma semana que cuentan con un prototipo cuya eficacia contra la COVID-19 es superior al 90 por ciento, y avanzaron que este mismo año comenzarán la producción de 50 millones de dosis, una cantidad que se multiplicara en 2021 hasta los 1.300 millones de unidades. 

También la vacuna rusa, conocida como Sputnik V, ha demostrado una eficacia del 92 por ciento, según los datos preliminares de la tercera fase realizados por la framacéutica Gamaleya.

Pero no son las únicas, otros organismos y laboratorios han trasladado a la OMS que sus fármacos se encuentran en una fase 3 avanzada y previa a la comercialización, como sucede con el proyecto de la Universidad de Oxford, la vacuna de Janssen, de la multinacional Johnson & Johnson, y tres prototipos chinos, dos de ellos realizados en dos líneas diferentes por la farmacéutica estatal Sinopharm y un tercero desarrollado por la firma Cansino y el Ministerio de Defensa.

Ahora bien, ¿es posible desarrollar una vacuna segura y eficaz del coronavirus en tan poco tiempo? La respuesta es sí, y eso a pesar de que si se compara este lapso de solo 15 meses con otras profilaxis como el sarampión (nueve años), el virus del papiloma humano (15 años) o el ébola (cinco años) parece que fuese imposible. 

Ganar tiempo

Nunca antes la comunidad científica internacional había actuado tan coordinadamente, ni con tantas líneas de trabajo, ni con tantos recursos para solucionar un problema: la pandemia de la COVID-19.

Como consecuencia de la exigencia extrema que acompaña al desarrollo de estos medicamentos, los investigadores suelen seguir un proceso lineal -fase preclínica, etapa 1, 2 y 3, y comercialización- en el que cada evidencia se analiza hasta el mínimo detalle antes de dar el siguiente paso. Pero ahora, como el objetivo es ganar tiempo, los procesos de investigación arrancan lo antes posible y muchas fases se ejecutan en paralelo, abandonando el esquema lineal. Aunque hay que tener claro que las etapas no se están acortando, sino que simplemente se están superponiendo.

Una de las medidas que se está adoptando es la de empezar la fase clínica en humanos antes de finalizar la que se realiza en animales. Así como acometer simultáneamente las fases clínicas más iniciales.

Otro de los procedimientos esenciales para acortar los plazos sin sacrificar la seguridad es la revisión continua por parte de las autoridades sanitarias. De esta manera, se analiza el fármaco desde los primeros estudios de laboratorio en lugar de realizarlo al final, como se suele hacer habitualmente. 

El resultado es que el mundo dispondrá en un tiempo récord, jamás visto antes desde una óptica científica y médica, de una o varias vacunas que tengan un máximo nivel de seguridad y eficacia contra el SARS-CoV-2 y sin efectos secundarios graves para las personas que se les administra. Un futuro inmune frente al coronavirus que ya está a un solo paso de la Humanidad.