El campo espera lluvias de abril como agua de mayo

Luis J. Gómez
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Lo necesita tanto el cereal como el olivo

Las últimas lluvias han venido muy bien para los cultivos herbáceos como el cereal. - Foto: Jonatan Tajes

La primavera es una época clave para el campo de Castilla-La Mancha, tanto para lo que se cosecha en verano, como para lo que se vendimia en otoño y se varea en invierno. La expresión ‘como agua de mayo’ está así acuñada en los libros y en el habla popular, pero  este año el campo la esperaba en abril. La necesitaba y por eso las lluvias de esta semana han sido muy bien recibidas.

Arturo Serrano, que es el secretario general técnico de Asaja en la región, recuerda no hace mucho ver algunas parcelas de cereal amarillentas, con principio de sequía, cuando iba hacia Talavera. Por eso corrobora que «debido al estado hídrico que teníamos cualquier lluvia viene fenomenal». Señala que en la región está en un 10 o 15% por debajo del nivel de precipitaciones de un año normal. Va por zonas. Mientras que en Albacete marzo ha sido muy lluvioso y ha estado por encima de la media, en Toledo y Ciudad Real siguen por debajo. En el caso de Cuenca y Guadalajara, las comarcas más próximas a las sierras han concentrado más lluvia y las cercanas al centro menos.

Serrano explica que para los herbáceos era algo muy necesario. «Es verdad que nació muy bien», cuenta remontándose al otoño. Pero luego se ha pasado un período muy grande sin lluvias en enero y febrero. Señala que eso ha hecho algo de daño sobre todo en parcelas con peor tierra o que han tenido un peor tiempo. Apunta que no es un daño «irreversible», pero que sí puede afectar al número de espigas por planta.

«Esa mata va a nacer», apunta, «pero el proceso de ahijamiento, el de cuántos hijos salen, que luego se transforman en espigas, es menor con poca humedad». Sin embargo estas últimas lluvias ya han conseguido frenar ese daño a otras parcelas. Y apunta que sería muy beneficioso que volviese a llover dentro de poco. «Vamos a ver qué tal es el entallado, que ahora empieza a subir la siembra y empezará el espigado», cuenta. También es crucial que el verano no llegue adelantado. El secretario general técnico de Asaja recuerda que cuando en mayo se han superado los 40 grados, eso «asoló y arrasó el cereal».

Pero lo que ocurre ahora en primavera también afecta al olivar, a pesar de que no se varea hasta el próximo invierno. También los olivos necesitan un abril de aguas mil. Serrano explica que el árbol «necesita acumular en invierno muchas aguas para tener reservas para floración».

En el caso del olivo esa floración llega un poco más adelantada la primavera. «Los árboles van a empezar a ponerse bonitos, vamos a ver qué tal es la floración», indica, «el requisito fundamental es que acumulemos más agua». Con todo, barrunta que «el olivar está bien y se está recuperando después de este año, que la cosecha ha sido mínima».

Esta necesidad de acumular aguas ahora la comparte el olivo con otros leñosos como el pistacho, el almendro o el viñedo. Pero además hay otra derivada de la primavera meteorológica que afecta a los árboles que han florecido ya, como los almendros, o algunas variedades tempranas de vides, que también están brotando. En este caso, la amenaza vendría con las heladas, que se llevarían los frutos.