Los grandes polígonos industriales resisten ante el Covid-19

I.M.
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Las inversiones están paralizadas, la actividad se ha ralentizado y la economía interna ha ido a menos

Fotografía de una de las calles que recorren el Polígono Industrial Romica. - Foto: Rubén Serrallé

El Covid-19 ha supuesto importantes cambios en el día a día de las personas, en su vida, en su salud, pero también en su economía, o mejor dicho, en su evolución, en su producción, en su financiación, en sus inversiones, en la distribución y en la comercialización que se da a los productos. Y, aunque son más de una las medidas impulsadas por las distintas administraciones, desde la europea hasta la nacional, pasando por la regional o la local, para paliar la ralentización económica que está trayendo consigo este virus, lo cierto es que desde el principio hasta el momento actual sus efectos se están dejando notar en la economía en general y en particular en los polígonos industriales sean de la capital o de los tres municipios más importantes de la provincia, es decir, Hellín, Almansa y Villarrobledo, el segundo núcleo albacetense más industrial tras la capital.
En la capital funcionan, entre otros, los polígonos de Campollano y Romica, mientras que en los tres municipios más grandes de la provincia, hay dos en Hellín, el de San Rafael, el más antiguo y prácticamente completo, y otro más nuevo, la Fuente, hoy por hoy con mucho espacio disponible y en licitación; en Almansa, el Mugrón, que en estos momentos está inmerso en la venta de suelo industrial en la que es su cuarta fase, habiendo aún suelo disponible, y finalmente, tres en Villarrobledo: el Parque Empresarial El Roble, el principal y el más añejo, el PPI-2 para empresas de servicios, y el de las Eras de Santa Lucía, el último, por otra parte, en moverse y en asignarse. 

 

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