Nuestra economía da un giro sanitario

I.M.
-

Producir lo que demanda en estos momentos el mercado hizo que más de una empresa textil, química o incluso de artículos religiosos tuviera que reconvertirse para poder sobrevivir

La reconversión para sobrevivir no sólo ha supuesto para alguna empresa no hacer ERTE o que fuese el mínimo, sino también un posible aumento de la plantilla. - Foto: José Miguel Esparcia

Los polígonos industriales albacetenses acogen empresas de lo más variado, desde empresas relacionadas con la química, con el transporte o la reparación de vehículos, hasta industrias agroalimentarias o de alimentación, pasando por empresas de tapizados de sofá, de madera, de metal, de calzado, de  artículos religiosos o de  transformación agrícola, además de otras  instalaciones,  entre otras.

 Pero, de todas ellas, no obstante, si hay un sector que destaca en lo  positivo en el año del Covid-19, como ya lo han bautizado más de uno, por la transformación que ha vivido  ese ha sido el textil y lo ha hecho, además, en varias direcciones, por  un lado, con la fabricación voluntaria en los primeros momentos de la pandemia de EPI, de equipos de protección individual, y  después de forma industrial a fin de que,  apunta la concejal de Industria de Hellín, María Jesús López, «sean nuestras propias empresas, nuestros propios talleres  los que nos  puedan suministrar  ese material que ahora se ha vuelto imprescindible y de esta manera no tener que depender ni de China ni del extranjero».

 Y, por otro, directamente con nuevas implantaciones como la empresa de producción de mascarillas quirúrgicas que se han instalado en el Polígono Industrial de Almansa y que, en funcionamiento desde el pasado 30 de abril, no sólo consta de una nave nueva sino que ha acogido también una nave que estaba cerrada y la ha abierto con una instalación totalmente nueva, e indirectamente aprovechado las infraestructuras que tenía  la empresa para llevar a cabo nuevas actividades, empezando por la elaboración de mascarillas,  pero sin perder su esencia anterior.

«Es que -describe el presidente de la Asociación de Empresarios del Polígono de Romica, Adepro, Pedro Jesús Sáez- cuando  tocó volver a la actividad ha habido más de un empresario que se planteó reconfigurarse pensando en lo que más se necesitaba en ese momento como EPI u otros elementos de seguridad, que se planteó, en definitiva, en  reconvertir su actividad textil a  hacer mascarillas  o su actividad química a  hacer hidrogeles o desinfectantes». 

 

(Más información en edición impresa)