Natalia Campos (Santiago de Chile, 1992) llegó a Albacete con la ilusión de poder ascender con el Funda. La inesperada crisis le impedirá cumplir con su sueño, pero tampoco arrimar el hombro como le gustaría en una historia rocambolesca.

¿Cómo lleva este encierro involuntario?

Es un poco difícil porque me vine a España hace unos meses, y estoy lejos de la familia en una situación así. Además, me vine para jugar al fútbol, lo que no hago porque estoy encerrada. Pero creo que lo he manejado bien, me he ido acompañando con mis amigas de Chile y mi familia, y trato de mantener una rutina.

Usted regresó con la selección chilena de jugar un torneo en Turquía y se encontró con la explosión de la crisis.

Allí estábamos encerradas y lo tomamos como algo liviano. Pero cuando llegué a Albacete, por la noche ya me dijeron que se suspendía el entrenamiento, y ni siquiera pude ver a mis compañeras.

A todo esto, usted es titulada en enfermería pero no puede ejercer en España.

En su momento no acredité los papeles porque yo venía a jugar al fútbol, que era lo mío, y de hecho había rechazado algunas ofertas de trabajo en Santiago. Obviamente, en ese momento no esperaba que sucediese esto y lo enfoqué todo en el fútbol. Ahora estoy encerrada y no puedo hacer nada, todo esto resulta un poco irónico.

Se habla y no se para sobre reanudar o no la competición. ¿Qué opina al respecto?

Como futbolista quiero que se juegue. Estábamos cerca de la punta y todo estaba peleado. Pero hay que manejar muchos factores de seguridad para todos: árbitras, jugadoras, técnicos. Hay que ver cómo evoluciona el virus, su reacción ante los cambios de clima, etc. Queremos jugar, estábamos muy motivadas y trabajamos en casa por si se puede volver. (MÁS INFORMACIÓN EN LA EDICIÓN IMPRESA)