"Hay clientes enganchados al libro desde el confinamiento"

Ana Martínez
-

Con motivo del Día Mundial del Libro y de los Derechos de Autor, Rocío Minaya, librera en Popular Libros, asegura que hay "más motivos que nunca" para conmemorar esta efeméride en las librerías, espacios que entiende que "dinamizan" la vida cultural.

Rocío Minaya, librera en Popular Libros de Albacete. - Foto: Rubén Serrallé

Dice un proverbio hindú: Un libro abierto es un cerebro que habla; cerrado un amigo que espera; olvidado, un alma que perdona; destruido, un corazón que llora. Abril, además del mes de las lluvias, es el recuerdo de Cervantes, de Shakespeare, de Garcilaso de la Vega y de cientos de miles de escritores que con sus plumas contribuyen a crear un mundo mágico y universal. Las librerías deberían ser como las farmacias, remedios sanadores del alma y de la mente. Y en una de ellas, Popular Libros, Rocío Minaya receta libros desde hace 13 años, después de obtener su título universitario en Humanidades y de trabajar durante 10 meses como periodista en el desaparecido diario La Verdad. En principio no era su meta profesional, pero hoy ejercita un trabajo que le hace feliz, le hace vibrar. «No ha habido un solo día en el que me haya costado venir a trabajar», afirma. Con motivo del 23 de abril, Día Mundial del Libro y de los Derechos de Autor, Rocío Minaya cree que tras este año tan inesperado como duro, la conmemoración tiene más sentido que nunca.

Cuando entra a formar parte de la plantilla de Popular Libros como librera, ¿era una gran lectora?

Era una gran lectora, pero no a los niveles que he llegado hoy, principalmente porque en la carrera te centras más en los estudios, en leer lo que te recomiendan en la Faculta. Tampoco tenía un criterio definido. Leía lo que caía en mis manos, lo que había por mi casa o novedades que veía recomendadas, pero no tenía un camino abierto. Hoy sí qué puedo decir sin equivocarme los autores que me gustan y los que no leeré jamás. Hoy lo tengo todo más claro, tengo mi línea literaria, mi estilo… Hasta hace 13 años me gustaba leer, pero no lo hacía como ahora.

¿Qué mensaje transmitiría como lectora? ¿Qué le ha proporcionado la lectura?

Mi mensaje es que a través de la lectura, y aunque parezca un tópico, llegas a alcanzar experiencias vitales. Me gusta leer libros en los que la gente cuenta sus experiencias personales que quizá yo no las he vivido, pero creo que sabría cómo enfocarlas si me pasara. La literatura es experiencia, es conocimiento y es esperanza. Llegar a casa y ver mi libro sobre la mesita de noche es algo que me hace súper feliz, a lo mejor esa noche no lo abro, pero me hace feliz saber que el libro está ahí y me acompaña. El libro es un buen compañero de viaje, una excelente compañía. 

Sin embargo y por mucho que se recomienda, incluso se receta, los índices de lectura en este país no son muy elevados.

Es cierto que hay gente que no es muy amiga de la lectura, porque no le ha picado el bicho, no ha tenido la curiosidad de coger y abrir un libro. Yo les recomendaría que se acercan a una librería y, por supuesto, que pregunten al librero, porque siempre, de alguna manera, se llevará un libro que será el que le haga iniciarse en la lectura. Que no busque algoritmos, ni en internet, ni qué le dice uno u otro, no, que busque un librero para que pueda conocer algo de ti y a raíz de ahí darte algo que crea que te va a gusta, porque nosotros lo que queremos es que siga leyendo, que vuelva a preguntarnos, que vuelva a las librerías.

¿Imaginaba cuando empezó que una librería tenía la capacidad de crear nuevos lectores?

Mi visión previa de una librería era la de un espacio donde había libros, que se podía convertir en extraordinario y súper bonito para las personas que le gustan muchos los libros, entrar, oler, toca, leer… Eso podía ser maravilloso, pero desconocía absolutamente que, además de esto, una librería es un espacio dinamizador de la cultura local. Antes de entrar en Popular Libros, iba a una librería, compraba un libro y me iba a mi casa a leérmelo. No sabía el interés y el ingente trabajo de las librerías por llegar al máximo número de ciudadanos posible para ofrecerles cultura. Fue en mi puesto de trabajo, en el día a día, cuando me di cuenta de que una librería no solo abre para vender libros, sino para hacer amigos, charlar con la gente, nutrirse de la experiencia y la sabiduría de los lectores y, lo que es muy importante para mí, para pensar en los demás. Lo bonito de esta librería es que se vuelca en la presentación de un autor de Albacete para ayudarle a promocionar su libro, en las firmas de autor, en los recitales de poesía -porque aquí hay un montón de gente que le gusta recitar o hacer un micro abierto-, en las exposiciones... Todo este mundo no lo conocía, yo vine pensando que solo iba a vender libros, pero desconocía que las librerías son importantes dinamizadoras culturales.

¿Qué tiene que tener un libro para enganchar al neolector?

Siempre he defendido que un buen libro, o al menos es lo que yo busco, tiene que ser sencillo, no debe andarse por las ramas  ni contar cosas que no necesito, tiene que ir al grano, concrétarme, sorpréndeme… Es muy difícil sorprender con una historia y para conseguirlo es fundamental el lenguaje, es decir, que esté escrito de forma diferente, que tenga un toque personal, que no me dé la sensación de estar leyendo lo mismo cada vez que cojo un título distinto. Sencillez, originalidad de la historia y la forma de la escritura, esto es lo que tiene que tener un buen libro en mi opinión.

(MÁS INFORMACIÓN EN EDICIÓN IMPRESA)