Más de 6.300 personas acompañadas de forma directa y un impacto que se acerca a las 12.000. Son cifras de la memoria de Cáritas Diocesana de Albacete de 2017, donde se advertía que el 95% de los hogares atendidos el pasado año se encontraban por debajo del umbral de la pobreza y, dentro de ese porcentaje, un 70% presentaba una situación de pobreza extrema.
Otro dato relevante que conduce hacia la obligación de realizar un análisis profundo es que la situación de las personas más vulnerables de la provincia de Albacete se ha cronificado, principalmente por la precarización del empleo. Baste significar que casi el 33% de las personas atendidas por Cáritas eran trabajadores pobres.
Hace ahora exactamente 11 años que Cáritas Diocesana, junto con FEDA y la Universidad de Castilla-La Mancha, constituyeron en forma de patronato la Fundación El Sembrador, una entidad sin ánimo de lucro destinada a promover la inserción sociolaboral de colectivos en situación o riesgo de exclusión social a través del empleo. «Somos la herramienta de Cáritas Diocesana de Albacete, enmarcada en el programa de empleo, al servicio de aquellas personas que necesitan formación en un puesto de trabajo normalizado».
Con esta filosofía, la Fundación El Sembrador dedica sus recursos humanos y estructurales a aumentar en cada ejercicio el número de personas en situación de vulnerabilidad que, tras su paso por talleres prelaborales y laborales, son contratadas en las empresas de inserción, en las que se compagina el trabajo normalizado con la formación, teniendo como objetivo final que en un plazo prudencial de tiempo, la persona pueda formar parte de cualquier otra empresa del sector.
Con estos mimbres, Cáritas Diocesana de Albacete, a través de la Fundación El Sembrador, dirigirá sus esfuerzos de empleabilidad a la hostelería, por tratarse de uno de los sectores más dinámicos en estos momentos en esta provincia. Así lo avanza a este diario el gerente de la Fundación, Rafael López García, quien explica que, a pesar de que el negocio de las empresas de inserción está funcionando, las personas que realizan las prácticas en las mismas no logran reincorporarse posteriormente al mercado de trabajo ordinario, una generalidad que, sin embargo, no está ocurriendo en el sector de la hostelería, uno de los «más dinámicos» en esta provincia como lo demuestra el hecho de que «los empresarios nos están demandando profesionales, pero bien formados».
Y es así como Cáritas Diocesana despide el año 2018 con una nueva Escuela de Hostelería que lleva aparejada la reciente apertura de un restaurante. El nuevo proyecto se inició el pasado mes de septiembre con cursos de operaciones básicas de cocina y de restaurante y bar, cuyos alumnos ya se encuentran realizando prácticas en establecimientos hosteleros de esta provincia, que se han convertido en colaboradores de la Fundación El Sembrador.
Junto con estos cursos -los primeros que la entidad social realiza con certificado de profesionalidad tipo uno-, Cáritas estrenó el pasado día 14 el restaurante anexo a las cocina, a modo de ensayo y exclusivamente para trabajadores de la entidad y amigos, con el fin de que aportaran sugerencias a la carta, el menú y la atención recibida.
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