«Han querido premiar a mi profesión»

E.F
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Diego Jiménez, joven apicultor natural de Liétor, recibió de manos de S.M. el Rey Felipe VI la condecoración al Mérito Civil, junto a otros 40 galardonados procedentes de toda España

El Rey condecora a Diego Jiménez ante la Reina y la princesa de Asturias - Foto: Casa Real

Diego Jiménez es un joven apicultor, de 24 años de edad, que reside en Liétor. Trabaja en la empresa familiar y, con su padre, cuida de unas 1.200 colmenas. Su vida es la de muchos otros apicultores, mueves sus abejas por media España, subido a su camión buena parte del año aunque, cada martes, se le puede ver en su puesto del mercado de los Invasores, junto al Recinto Ferial de Albacete. Es una vida exigente, pero es la que eligió porque, desde que su abuelo le enseñó el oficio, no quiere hacer otra cosa. Sin embargo, hace unos días, una llamada de teléfono muy especial interrumpió su rutina diaria. Aunque parezca increíble, la llamada era del Rey.

¿Cómo fue que a uno le llame el Jefe del Estado?

Hombre, el Rey mismo no era, la llamada era de la Casa Real. Nos llamó un funcionario de la Casa Real para comunicarnos  que me acababan de conceder la Orden al Mérito Civil, que era uno de los 41 españoles que la iban a recibir este año. Pero lo cierto es que al principio te sientes como en una nube, te cuesta creértelo, te planteas qué mérito has hecho  para que te den este reconocimiento, porque lo que yo he hecho en la vida es dedicarme a mi oficio y a mi familia, como tantos otros.

¿Y por qué cree usted que se lo han dado?

Creo que esta condecoración es un reconocimiento a todos los apicultores, han querido premiar a mi profesión a través de mí; también lo veo como un reconocimiento a los que somos jóvenes y queremos seguir en el campo, en comarcas como la Sierra del Segura. 

Se habrá montado un buen revuelo en  Los Invasores.

Aún no lo sé, porque a causa del premio no fui el martes pasado. Vamos a ver qué pasa este martes que viene, y lo cierto es que estoy algo nervioso, aunque no tanto como cuando fuimos  a Madrid, al Palacio Real, para asistir al acto.

¿Cómo fue el acto?

Fuimos el miércoles, el día de antes, a Madrid. Vas como en una nube, pero cuando llegas ya te van indicando qué hacer, dónde ponerte, y de hecho la mecánica de estos actos es más sencilla de lo que te imaginas. Lo que si te llama la atención es ver a  todos los premiados, te das cuenta  de lo grande y lo diversa que es España, había desde investigadores a amas de casa, desde médicos y arquitectos a agricultores y ganaderos, todos iguales ante el Rey.

¿Y el Rey y la Reina como son?

Pues lo que más me llamó la atención del Rey y de la Reina es la curiosidad que tienen por las cosas. Después de la ceremonia formal, tuvieron un instante con cada uno de nosotros, y en mi caso debo decir que no fue una conversación formal, al contrario, me hicieron unas cuantas preguntas sobre el oficio y no eran cuestiones para salir del paso, mostraban auténtico interés por lo que somos y lo que hacemos los apicultores. Por eso pienso, precisamente, que el premio en realidad es para todos nosotros, como profesión. Incluso me pidieron unas cuantos datos, unas cuantas informaciones adicionales que les tendré que enviar.