El tebeo y su rincón ferial

I.M.
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La Plaza del Altozano recuperó, bajo la organización del dibujante Valeriano Belmonte, aquel mercadillo dominical en el que los albacetenses vendían, compraban e intercambiaban cómics y su versión española

Bajo coordinación del dibujante albacetense Valeriano Belmonte, los amantes del tebeo ayer pudieron disfrutar de un rincón en donde poder leerlos. Ubicado en la céntrica Plaza del Altozano frente a la sede de la Filmoteca (cine Capitol), el rincón estaba formado por cinco mesas colocadas una junto a otra y 15 sillas. El rincón abrió sobre las 11 de la mañana para cerrar sobre las 14 horas y aunque era un día, el de ayer, en el que la programación de Feria tenía eventos de la envergadura de la ofrenda de flores a la Patrona de la ciudad, la Virgen de los Llanos, que se hace en el Recinto Ferial, fueron muchos los albacetenses que no se quisieron perder esta cita con la que, señaló su coordinador, no sólo se rinde un homenaje a los tebeos nuestros, sino también a «una especie de fiesta que se hacía todos los domingos del año precisamente en este punto de esta céntrica plaza en coincidencia con la proyección matinal».

Esa fiesta, a la que hace referencia Valeriano Belmonte, era, como él mismo recuerda, una especie de mercadillo en el que se vendía, se compraba y se intercambiaban todo tipos de tebeos. En el 2015, en coincidencia con la celebración del IV Centenario de la publicación de la primera parte de El Quijote,  Belmonte  la  recuperó con  este rincón y bajo el nombre, en aquel año,  de «Quijotelandia o el Día de los Tebeos»  y fue tal la aceptación que tuvo que la ha ido repitiendo año tras año hasta llegar a la actual.

Para los mayores, comenta su organizador, «esto es un reencuentro con su niñez y para los más jovencitos la oportunidad de poder conocer algo tan nuestro como es el tebeo español y es que por aquí se acercan de todas las edades. Los hay que vienen y se quedan durante horas, pero también los hay que están menos tiempo y se van después de hojear uno, dos o tres ejemplares».

Pensado, no obstante, en unos y en otros este dibujante acercó hasta este rincón sobre un centenar de sus tebeos, pues todos ellos son de su propiedad, de su colección de más de 5.000 ejemplares, sobre todo nacionales, porque, explica, «lo que yo defiendo, sobre todo, es el tebeo aunque debo de reconocer que también me gusta el cómic americano y de hecho tengo muchos también».

UNA AFICIÓN DE AÑOS. La palabra tebeo, explica Belmonte, se acuña en marzo 1917 a raíz del nacimiento del seminario Tebeo. A partir de entonces todo los que se publicaba tipo cómic pasó a llamarse  así. Los tebeos que ayer se pudieron ver y leer en este rincón, en su mayoría fueron editados en la década de los años 40 pero también los había de las dos décadas siguientes. Eran de Roberto Alcázar y Pedrín, del Guerrero de Antifaz, así como de la colección Azucena o de Sebastián Vargas, entre otros.

«Yo estoy muy contento porque esto es revivir aquella fiesta dominical que estuvo en dónde nos encontramos y que funcionó desde los años 40 hasta los 70, cuando empieza a desaparecer el cuaderno de aventuras y el cómic da un bajón importante, y aunque seguía teniendo sus lectores, éstos eran muchísimo menos que los que pudo tener en sus mejores momentos», señala.

«Lo cierto es que, añadió a continuación, la gente está encantada con este rincón y de hecho más de uno me pregunta si los vendo, a los que yo les contestó directamente que no, porque estos y todos lo que tengo están para que los albergue un posible Museo, algo que llevó reivindicando desde hace unos cuantos años, y que he pensado que podría estar ubicado en las antiguas dependencias del Banco de España, porque, a pesar de que va a ser en donde se va a poner el futuro Museo del Circo, es grande en cuanto a metros cuadrados y hay hueco para que el tebeo tenga su rinconcito».

La afición de Valeriano Belmonte por los tebeos surgió de la afición que había por estas publicaciones entre un hermano mayor, hasta el punto, dice, que «se puede decir que yo nací entre tebeos, que yo aprendí a leer con ellos».