«No sabría decir cuando empecé con el fútbol, la verdad; toda la vida, de chiquillo, siempre me veo con una pelota en los pies, es que no me recuerdo de otra forma, no tengo un momento en que diga ‘quiero ser futbolista’ es que siempre lo he sido».

Bien pronto, entró en la cantera del Albacete Balompié. A los 14 años -ahora tiene 22, por cierto- dio un triple salto mortal sin red y   se marchó a la Unión Deportiva Almería. «Han sido ocho años en los que he pasado por todas las categorías, peldaño a peldaño, hasta llegar al primer equipo». Los años de formación dieron sus frutos. En la temporada 2013-2014, hizo su debut en la Segunda División B, con el segundo equipo.

Saltó a los titulares al año siguiente, en 2014, cuando se convirtió en uno de los futbolistas más jóvenes en debutar en Primera División. Con 16 años, este joven tarazonero   jugó los seis últimos minutos del partido de la máxima categoría entre el Almería y el Córdoba, que se saldó con un empate a uno. No pudo marcar, pero el paso ya estaba dado y el sacrificio empezaba a dar sus frutos.

«Más que un sacrificio, lo veo como un esfuerzo -precisa- porque se hace duro, son años de mucho trabajo, pero cuando haces lo que siempre has querido hacer, lo das todo a gusto, es lo que eres y lo que quieres ser».  En 2014, llegó otro reconocimiento, al ser convocado para la Selección Española Sub-19; debutó al año siguiente, contra Qatar, y dio la asistencia clave para el gol que le valió la victoria al equipo de nuestro país.

En la temporada 2017-2018, entró definitivamente en el primer equipo del Almería, donde se hizo notar como un extremo zurdo rápido, de calidad y desequilibrante, capaz  de jugar en ambas bandas. Se hizo fijo en el equipo, jugó 25 partidos de Liga... y llegó la lesión, en el ligamento cruzado de la rodilla derecha, en abril de 2018. Pasó una dolorosa recuperación, operación incluida, para volver al césped en enero de este año.

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