En el pasado mes de abril el Gobierno central sacó adelante la vuelta a la posibilidad de que los cuidadores no profesionales de personas en situación de dependencia pudieran cotizar a la Seguridad Social sin coste, un coste que asume el Estado tal y como se venía haciendo de 2007 a 2012. Como ya ocurriera en los primeros meses con este beneficio en vigor, la cifra de cuidadores no profesionales que cotizan creció considerablemente. Los datos de cierre de 2019 y de Albacete muestran que hay 614 cuidadores no profesionales que cotizan,  que tienen así un tiempo de trabajo que después les permitirá sumarlo al cálculo de la vida laboral para la pensión. Es una cifra que multiplica por cinco la que había antes de que el Ejecutivo recuperara esta ayuda: Cuando el propio cuidador tenía que costearse su Seguridad Social, en la provincia apenas eran un centenar; 102 cotizaciones de cuidadores no profesionales hubo, en concreto, hace un año, en enero de 2019.
La modificación que aplicó el Gobierno revirtiendo el cambio aplicado por el Ejecutivo de Mariano Rajoy en 2012 ya fue saludada por los colectivos de mayores y asociaciones que tienen que ver con los cuidadores no profesionales en su día a día, que incidían en que , como el propio Ejecutivo explicó, en que de esta forma los años dedicados al cuidado de la persona dependiente se integran en su vida laboral y contribuyen a generar derecho a prestaciones como la de jubilación o la de incapacidad permanente. Es una ventaja que además afecta mayoritariamente a mujeres, y es una ventaja que en Albacete atestiguaba ayer Ramón Munera, presidente de la Unión Democrática de Pensionistas. Decía Munera que «hay muchísimos cuidadores en esa situación de no ser profesionales aquí en la provincia, y es algo positivo, pero aún queda por hacer para este colectivo, ojalá con la presión que vamos haciendo sirva para avanzar aún más». El presidente de UDP comentaba que por ejemplo ahora se trabaja en sugerir a las administraciones «que estas personas que llevan años con este trabajo, con una experiencia acumulada, que les sirva como puntuación para poder tener esta profesión y ser cuidador profesional, que sirva como experiencia acreditada cuando deciden hacer la formación reglada, y es algo que se está haciendo».

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