'Bailables' taurinos y arte hecho enseñanza

A.D.
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El último concierto del ciclo de la Unión Musical Ciudad de Albacete no pudo acabar a consecuencia de la tormenta, que impidió que se interpretaran los dos últimos pasodobles previstos

Exhibición de toreo de salón por parte de los alumnos de la Escuela Taurina, a ritmo de pasodoble. - Foto: Arturo Pérez

La Unión Musical Ciudad de Albacete, dirigida por Alberto Nevado Cortés, culminó ayer su ciclo de Bailables 2021 en la Plaza de la Constitución, a las 20,30 horas, en la que música y toreo de salón se dieron la mano. Después de los conciertos Desde el pasodoble al bolero y Nuestra Música, el de ayer estuvo dedicado al mundo de la tauromaquia con el título Entre toros y pasodobles, con la participación de los alumnos de la Escuela Taurina de Albacete, en un acto significativo que también sirvió para dar a conocer la labor que realiza la Escuela Taurina de la capital, que tiene 40 matriculados, alumnos y alumnas entre 10 y 21 años.

Alberto Nevado Cortés, comentó a La Tribuna de Albacete que el balance de estas citas de Bailables, promovidos por la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Albacete, «es muy positivo porque venimos de un periodo en el que la banda, por la pandemia, estuvo muy parada, con pocos ensayos y ahora por fin hemos podido enlazar tres semanas de conciertos, con lo que eso supone al estar en contacto con el público, a pie de calle, que siempre tiene un sabor diferente a un concierto en auditorio, y aquí hemos tenido mucha gente, aunque siempre han mantenido los protocolos sanitarios acordados, y la verdad es que ese contacto ha sido muy positivo, para la banda y para sus músicos. Nos hemos vuelto a reencontrar entre todos para hacer lo que más nos gusta, música y estamos muy contentos y optimistas por lo que nos espera a corto, medio plazo».

El director de la agrupación valoró el broche de oro a este ciclo con un homenaje a la tauromaquia «entre otras cosas, por nuestra vinculación con el mundo taurino, somos la banda titular de la plaza de toros de Albacete y una agrupación muy ligada al mundo taurino. Evidentemente, entre todos nos tenemos que apoyar, porque es un arte, una cultura muy bonita la taurina y qué mejor que llevarla a la calle, sacarla a todos los rincones de Albacete y que no se vea solo en la plaza de toros. Al igual que se lleva la música a todos los rincones de la ciudad, qué mejor que a nuestra música añadir la cultura taurina y, como ya ocurrió en 2019, ver a los chicos de la Escuela Taurina de Albacete haciendo toreo de salón, mientras que nosotros interpretamos pasodobles, es la conjunción perfecta de ambas artes y solo nos podemos felicitar del resultado».

Evidentemente, la ocasión fue propicia para centrar el concierto en los pasodobles taurinos, apuntó  el director, «con algunos muy clásicos, como el de apertura, Churumbelerías, de Emilio Cebrián, y cómo no, otro clásico como Suspiros de España, de Antonio Álvarez; con un estreno por parte de la banda, Tarde de luces, de Martín Salas, dedicado a la plaza de toros de Hellín por su 150 aniversario. El tío Caniyitas, de Ricardo Dorado, es otro clásico y, como no, ¡Marcial, eres el más grande!, de Martín Domingo; estrenamos Brisas de Málaga, de Pascual Marquina; seguimos con una pieza preciosa de nuestro paisano Fernando Bonete, Amigos del caballo; y tocamos Gallito, de Santiago Lope, para hacer un homenaje a José Gómez Ortega, en el 101 aniversario de su fallecimiento, ya que el centenario fue el año pasado, pero la pandemia truncó todos los actos; seguimos con Juan Montero, de G. Carbajal, y fíjate hace unos días fallecía su hermano Luis y aprovechamos para hacer el homenaje a la familia;y por último ¡Aquí hay toreros!, santo y seña de los pasodobles taurinos, de Manuel García Sánchez, referencia de la música en general y taurina en particular y como lo compuso sobre un poema de Ismael Belmonte, aprovechamos para homenajearlo, en el 40 aniversario de su fallecimiento, con sorpresa, dirigido, por el propio autor del pasodoble».

Al final, la tormenta impidió que se interpretaran tanto Juan Montero como ¡Aquí hay toreros!, dos pasodobles que servían de homenaje a la familia Montero y al poeta Ismael Belmonte.