Los últimos artesanos del mimbre

J. López
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En Villaconejos de Trabaque, localidad alcarreña que vivió de la manufactura del mimbre, solo queda un matrimonio dedicado a la elaborar objetos

Los últimos artesanos del mimbre - Foto: Reyes Martínez

Ya no quedan artesanos, ya no hay obreros que retuerzan y den forma al mimbre para elaborar objetos. Bueno sí, el matrimonio formado por José Luis Encijo y Pilar Pérez se resisten a dejar la profesión de sus vidas. En Villaconejos de Trabaque aún se puede adquirir alguno de los artículos que fabrican con sus manos y que, por encargo, venden en su tienda. Han quedado solo ellos dos, pero esta ocupación llegó a dar mucho empleo a esta comarca de Cuenca. No es que el mimbre ya no esté de moda, es que el plástico que se fabrica de modo industrial y en cadena le quitó protagonismo en los 70 y 80 hasta dejarlo como para utensilios de tareas exclusivas. La pena es que ya no se tenga en cuenta la calidad del mimbre conquense que «se ganó la buena fama por su calidad». En el taller hay objetos para todo, pero últimamente se venden cestillos para fermentar el pan, «que tienen un tirón», y las típicas cestas para coger setas en otoño, entre otras piezas.

Dice Pilar que hasta ahora «seguimos gastando el mimbre que teníamos de nuestra cosecha. Aún nos queda para un tiempo, pero no creo que para nuestra vida laboral tengamos problema de conseguir la materia prima» y concuerda en que como el mimbre «nada. Hay mucho sucedáneo, mucha fibra vegetal que ni siquiera se conoce. A veces veo una revista y me indigno cuando se habla de una cesta de mimbre y no tiene absolutamente de nada».

«Hemos tenido que dejar pedidos por no poder cumplir», cuenta la artesana, que opina que el futuro del mimbre es incierto. «Ojalá que reflotara otra vez, pero lo veo muy difícil. Formar a un artesano cuesta  tiempo y es sacrificado».