El sexto Festival de Música Barroca se celebrará, si las condiciones de la pandemia lo permiten, en el Auditorio Municipal de Albacete, a partir del 24 de enero, con un primer concierto de Ministriles de Marsias. Este festival tradicionalmente tiene aparejados otros eventos, que este año se han visto reducidos, aunque sí hay espacio para una exposición que tiene mucho que ver por la estética, con este festival, se trata de Suite, colección de danzas imaginadas, de Pablo F. Juárez, que inaugura esta muestra el lunes, a las 19 horas, en el espacio expositivo de Librería Popular y que se podrá visitar hasta el día 31. 

La exposición está compuesta por nueve fotografías de 60x40 centímetros, impresas en aluminio y además, cada imagen incluye un código QR que da acceso a contenidos multimedia.

La idea, explica el propio artista, de vincular las emociones a lo material o a lo gráfico es tan antigua como el mundo. En las diferentes épocas que el ser humano ha vivido en sociedad esta tarea ha sido una de las mayores que el arte ha asumido y que erróneamente se ha asignado como única y principal, esto fue más evidente durante los siglos XVIIy XVIII. Teóricos musicales como Johann Mattheson generaron toda una serie de trabajos sobre los diferentes movimientos, danzas y formas musicales. Suite  responde a las personales definiciones de este teórico y las plasma en un soporte inexistente en el siglo XVIII, respetando las bases iconográficas que sus teorías tuvieron para las artes escénicas. 

Símbolos. El director artístico del Femuba, Andrés Alberto Gómez, apunta sobre esta exposición que «valerse de la representación fotográfica para realizar una búsqueda epistemológica a través de diferentes danzas del barroco, es como preguntarse  a qué sabe el color azul o cuan honda es la melancolía.... Los símbolos siempre han servido de filtro para tamizar las pasiones más básicas, y en este sentido la música barroca representa con gran ventaja la peculiaridad de un lenguaje ya desaparecido».

Concreta que «Pablo Fernández Juaréz recorre un camino para interpretar el carácter musical a través de la fotografía reflexiva. Dos disciplinas aparentemente alejadas  que intentan volver a recorrer la antigua tradición entre la pintura y la música. Sus fotografía nos desvela el carácter de las danzas de una suite barroca y su íntima conexión con la elocuencia».