El Museo espera recuperar el ingreso de nuevos hallazgos

Ana Martínez
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El centro cerró el ejercicio 2020 con un descenso del 42,5% de visitantes, porcentaje que confía en reducir con los grupos de alumnos del próximo curso escolar

El Museo espera recuperar el ingreso de nuevos hallazgos - Foto: Rubén Serrallé

Cada 28 de julio se celebra el Día Internacional de la Arqueología, una ciencia basada en una compleja metodología que permite conocer con precisión cómo fueron las sociedades del pasado. El Museo de Albacete es el centro de referencia de la arqueología, no solo a nivel provincial y autonómico, sino también nacional. Sus nueve salas de exposición permanente, dedicadas en exclusiva a la arqueología, permiten al visitante conocer los elementos más sobresalientes de la Prehistoria, la gran riqueza de la cultura ibérica de la provincia, a través de objetos procedentes de poblados, necrópolis y santuarios, así como el legado de la antigua Roma, la arqueología visigoda e islámica, piezas que recorren del siglo XIII al XVIII, junto con la conocida Cruz de Término de Albacete, como monumento escultórico más destacado.

Con el cierre del año 2020, el Museo de Albacete registraba 19.488 fondos museográficos, un centenar más que en 2019, lo que no significa que durante el año pasado los nuevos registros contabilizados procedieran de ese ejercicio: «Pueden ser piezas que llegaron en 2017, en 2018 o en 2019, porque como solo tenemos a una trabajadora que se encarga de ellas, el proceso de inventariarlas es muy lento, dado que cada registro que recibimos requiere de una ficha técnica que, en ocasiones, puede llevar seis o siete folios».

Es la explicación de Rubí Sanz Gamo, directora del Museo de Albacete, quien asegura que el año 2020 fue «nefasto» para las entidades museísticas de toda España, tanto por el escaso ingreso de nuevos hallazgos arqueológicos como por el número de visitantes, debido a que el estado de alarma, con confinamiento incluido, provocó el cierre de todos los museos y la paralización de las campañas de excavación. «Ha sido un año muy malo», insiste Rubí Sanz, pues con el Covid-19 no se pudo excavar como se venía haciendo de forma habitual, de manera que las campañas arqueológicas estuvieron más enfocadas al estudio de materiales que a la excavación.

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