El torero de Calasparra, educado taurinamente en Albacete, se proclamó triunfador de la tarde, en un festejo en el que se lidió una corrida de Murube, bien presentada, mansa y noble, siendo manejable. Filiberto, que era el único superviviente del cartel original, demostró ganas y buen toreo, mientras sus compañeros Román y Álvaro Lorenzo anduvieron en un buen tono, malogrando posibles salidas en hombros con la espada. Tarde entretenida que se desarrolló con agradable temperatura y algo de viento que molestó en algunos pasajes a los toreros.