Historia de una casa solariega en Chinchilla

E.V.
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El origen del edificio se remonta a 1570, cuando Pablo Requena y Ana del Castillo fundaron un mayorazgo que incluía la vivienda

Fachada de la casa en la calle San Julián, 3, presidida por el gran escudo.

La estrecha calle de San Julián sorprende en su desembocadura a la plaza Mayor de Chinchilla por el gran escudo rococó que preside la portada de una casa. Compite en tamaño con el del propio Ayuntamiento en la fachada renacentista de la calle Fernando Núñez Robres y es sin duda la mayor de todas las labras de la hidalguía local. El deterioro del edificio nos muestra que sus dueños hace muchos años que la dejaron de habitar. Y surgen las preguntas, por qué está abandonada, a quién pertenecía este colosal escudo, qué importancia tenía el personaje para tener derecho a ostentar toda esta simbología en su fachada, qué linajes están representados en el blasón, cuándo se construyó la casa…
Hace un par de años su actual propietario realizó una consulta al Archivo Histórico en busca de antecedentes sobre el inmueble. Por ese motivo Manuel López Collado y la que suscribe comenzamos una investigación que quedó resuelta parcialmente. Los datos históricos no tienen nada que ver con la confusa información que ofrece el Plan de Ordenación Municipal de Chinchilla, por ese motivo nos pareció una obligación compartir el resultado de la investigación. La Historia identifica y cohesiona a un pueblo, pero hagámoslo desde el conocimiento.  La verdad es mucho más gratificante, sobre todo cuando el fruto arroja luz sobre una de los linajes más ilustres de Chinchilla: los Cano Manuel.
Para seguir el hilo de la historia partiremos del origen del edificio. El dato más antiguo se remonta a 1570, cuando el matrimonio compuesto por Pablo Requena de Avilés y Ana del Castillo fundaron un mayorazgo que incluía entre sus bienes esta casa, que fue pasando a través de sucesivas herencias hasta llegar a Pedro Felipe Marín, vecino de Hellín, quien el 23 de abril de 1771 la vendió a Vicente Isidoro Cano Manuel. En realidad, no se trataba de una, sino de dos casas, que según el documento se hallaban inmediatas a la plaza al principio de la calle que sube desde el desaguadero de ella al hospital de San Julián. Estaban valoradas en 8.762 reales y se hallaban semiderruidas al estar deshabitadas. En la escritura que firman ante notario, don Vicente en calidad de comprador se obligaba a repararlas y reedificarlas. Esta intervención justifica la presencia del escudo, que por su estilo artístico se corresponde con aquella época. De la primera construcción del siglo XVI solo queda el patio porticado con columnas de piedra.

 

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