La supuesta recuperación económica no se ha dejado notar en el servicio jurídico de Cáritas Diocesana. Durante los años de crisis, este recurso se vio desbordado por la cantidad de asuntos civiles que tramitó, como consecuencia de las deudas económicas que fueron adquiriendo muchas familias de clase media que vieron desmoronada su calidad de vida por culpa de despidos, desahucios, impago de los recibos de servicios básicos… El problema en 2019 es que este pico no ha tocado techo y, en ningún caso, los casos atendidos han ido disminuyendo sino más bien, todo lo contrario.
La aparición de un nuevo perfil de población, que sin ser de una grave exclusión social, está en una situación de vulnerabilidad no ha variado. Mientras en los años anteriores a la crisis, La Estrella y La Milagrosa eran los barrios que proporcionaban mayor número de intervenciones a los juristas de Cáritas, durante la recesión económica pasaron a un segundo plano y fueron rebasados por otros barrios más céntricos de la ciudad como la zona del Ensanche, El Pilar y Parque-Sur, una variación que se mantiene a día de hoy, pues ya en 2018 estos barrios originaron el 66% del total de los casos jurídicos, tanto civiles como penales, atendidos en Cáritas Diocesana.
Tres son las causas principales por las que los expedientes de deuda civil no han minorado en los citados barrios: la concentración de población migrante, una grave problemática de la vivienda y unos moradores de avanzada edad, lo que sigue provocando desahucios por impago de la renta de alquileres privados y problemas con las prestaciones sociales y las ayudas a la dependencia.

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