Niega que estafara cerca de un millón de euros

Josechu Guillamón
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El antiguo director de una sucursal bancaria en Tarazona afirmó que actuó «correctamente» y con transparencia

Imagen del principal acusado en un instante del juicio. - Foto: Rubén Serrallé

La Sección Segunda de la Audiencia Provincial celebró ayer la primera sesión del juicio contra el que fuera director de la sucursal de Caja Campo en Tarazona de la Mancha, que se enfrenta a seis años de prisión, por estafar cerca de un millón de euros, hechos que negó haber cometido. 

La vista comenzó con las cuestiones previas, en las que el abogado de la defensa afirmó que se habían violado los derechos fundamentales de su cliente, puesto que la entidad bancaria había facilitado datos personales del mismo, algo con lo que no estuvo de acuerdo el Tribunal, como ya lo hizo en su día el juzgado de instrucción.

Sin embargo, lo más esperado de la jornada era la declaración del acusado, J.A.M.S.J., que comentó que tras trabajar para un conocido banco, fue contratado en Caja Campo el 17 de marzo de 2007, aunque no se convirtió en director de la sucursal de Tarazona hasta el 28 de noviembre de 2007, fecha en la que según la fiscal concedió préstamos irregulares por valor de 10.022.650 euros y se quedó con 917.402 euros en comisiones por dichas operaciones, algo que el procesado negó en todo momento.  

Inocencia. El procesado defendió su inocencia en todo momento y afirmó que «en todos los créditos firmados se siguió el protocolo». 

En este sentido, la fiscal le recordó que como director de la sucursal no podía conceder préstamos  de una cuantía superior a los 200.000 euros, por lo que le parecía digno de destacar que el acusado concediera el mismo día dos o más créditos a las mismas empresas, que sumados superaban con creces esos 200.000 euros.  El acusado explicó que lo hacía así porque era más seguro para la entidad poner los préstamos a nombre de los diferentes titulares de las sociedades, que a nombre de la propia sociedad y que aunque sabía que tenía el límite de 200.000 euros, no tenía conocimiento de que el sistema informático no le dejaba conceder préstamos superiores a esa cantidad.  En cuanto al por qué había ocasiones en las que ingresaba sumas importantes en su cuenta, tras sacar dinero de las cuentas de los clientes del banco, manifestó que él no cobraba comisiones por las operaciones que realizaba en la caja, sino que eso sucedía porque él además de actuar como director del banco, también prestaba servicios financieros a esos clientes y cobraba por ello. En este sentido, dijo que la entidad no le había prohibido actuar de esta forma, por lo que pensaba que tenía su consentimiento tácito.  

El acusado además afirmó que «durante 23 meses se ha operado correctamente», «nunca reclamaron en la oficina se actuaba con una transparencia absoluta». Afirmación ante la que la fiscal le recordó que le pedían seis años de cárcel por estafa.