«La presencia del Santo Oficio produjo una sociedad viciada"

C. Guzmán
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El medievalista Carlos Ayllón explica en su investigación 'El Santo Oficio en tierras albacetenses' la actividad de la Inquisición en lo que hoy conocemos como provincia de Albacete, su funcionamiento y alcance social

Imagen reciente del historiador albaceteño. - Foto: Archivo del autor.

La huella de la Inquisición en Albacete avanza en sus investigaciones. En la última de ellas, El Santo Oficio en tierras albacetenses (Añil), el medievalista Carlos Ayllón explica su funcionamiento y alcance social. Curiosamente, ironías de la historia, la intensificación de su actividad en Hellín se produjo a causa de una epidemia de peste en Murcia que empujó a los inquisidores a desplazarse tierra adentro. Era agosto de 1558.

¿Qué actividad tuvo, en lo que hoy conocemos como provincia de Albacete, la actividad del Santo Oficio y en qué periodo fue más intensa?

Las tierras albacetenses no acusaron ni más ni menos que otras zonas similares la represión inquisitorial. Lo único que pudo venir en su favor es que los castigos fueron más intensos en núcleos de mayor población, en donde las tensiones entre familias eran más acusadas. Seguramente hubo aldeas en las que apenas si se tuvo un lejano conocimiento de las andanzas de los inquisidores y sus tribunales. Cuanto mayor era un pueblo o más en contacto estaba con las principales ciudades, mayor era su posibilidad de recibir la visita del inquisidor y, por tanto, su castigo. Por lo que se refiere a las etapas de mayor incidencia, aquí coincide plenamente con el resto de Castilla. Los años iniciales, es decir, los que coinciden con el reinado de Isabel la Católica, son los más rigurosos. Después, tras un descenso en las sanciones se aprecia un repunte a mediados del siglo XVI. Por el contrario, en el siglo XVIII los autos de fe escasean; en cualquier caso, todavía hay mucho que estudiar, en especial en zonas como la albacetense.

¿De qué jurisdicciones dependían los tribunales inquisitoriales en las distintas localidades?

Nuestra provincia se compone de áreas que en su día pertenecieron a demarcaciones distintas. La zona de La Roda estaba sujeta al tribunal de Cuenca. Y el resto de la provincia quedó bajo la autoridad de los inquisidores de Murcia. También es verdad que de estas tierras, el tercio occidental de la provincia actual, aunque pertenecía a la diócesis de Toledo, quedaron durante los primeros años sometidas al tribunal de Jaén, hasta que en 1533 fueron transferidas a Murcia. Hay que advertir que durante algunos años los inquisidores de Jaén se instalaron en Alcaraz, seguramente porque allí tenían mucho que depurar.

En el imaginario popular la Inquisición se reduce a un hereje carne de hoguera, pero quizá se conoce menos el control social que ejerció.

Efectivamente, la hoguera es una imagen de tal fuerza que nos impide ver el escenario social de la época. Henry Kamen, que lleva medio siglo estudiando la Inquisición, sostiene que no hubo en toda la historia del tribunal más de 3.000 quemados, lo cual de entrada ya nos va situando en la verdadera dimensión de este método de ejecución. Por lo que podemos sospechar, muchos de los que fueron ajusticiados por judaizar fueron en realidad buenos conocedores de la doctrina cristiana, a veces más cumplidores y devotos que numerosos cristianos viejos. Pero digo que es pura sospecha porque nunca podremos saber cuántos de los que confesaban haber judaizado no lo hicieron por efecto de unos expeditivos interrogatorios o por seguir lo que he llamado «confesiones al dictado». Dicho esto, el tribunal se dedicó más bien a apartar de la vida pública a algunos personajes que venían acaparando poder sin pertenecer a los viejos linajes. Además, se convirtió en la institución que acreditaba si alguien era o no limpio de sangre, decidiendo muchas veces quiénes prosperaban y quiénes entraban en declive en la sociedad española. En este sentido, su papel coercitivo está fuera de toda duda. (MÁS INFORMACIÓN EN LA EDICIÓN IMPRESA)