La sociedad pública Tragsa presupuestó algo más de 126.000 euros para la adquisición del material destinado a asegurar la ladera desde la que se produjo un gran desprendimiento de rocas en diciembre de 2016 en Alcalá del Júcar. Con ese objetivo, abrió recientemente una licitación, dividida en seis lotes y que tendrá el 19 de abril como fecha límite de presentación de ofertas.

Una vez resuelto el procedimiento, el suministro de ese material especializado dará inicio a los complejos trabajos para devolver las máximas condiciones de seguridad posibles a la zona alta de la pared natural del derrumbe, situada sobre el barrio del Ceñajo. 

Mientras tanto, continúan las tareas de reconstrucción de los muros y terrazas de la ladera, elementos que sirven también de contención ante la posibilidad de otra caída de rocas. Así lo detallaba recientemente el alcalde de la localidad, Pedro Antonio González, tras detallarle el director de obra el programa de trabajos actualizado, que podría llevar a que el proyecto concluya a finales de este año o comienzos de 2022.

Ese calendario establece que, por motivos de seguridad, no pueden ser simultáneos los trabajos en el núcleo urbano y la ladera y el cantil, de forma que el siguiente paso será concluir la instalación de todas las medidas de seguridad, mientras que la última fase del proyecto será la retirada de la gran roca que aún sigue en la calle Molino, como recuerdo de un desprendimiento que no causó daños personales, pero sí afectó a una decena de inmuebles y destrozó numerosas infraestructura públicas, algunas de las cuales se repusieron en un periodo inicial del proyecto.

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