Ganar tamaño para liderar los mercados

Carlos Cuesta (SPC)
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España cuenta con 3,3 millones de empresas de las que 1,8 millones no tienen asalariados, lo que representa una gran vulnerabilidad por las dificultades que soportan para financiarse y reducir los costes fijos

Ganar tamaño para liderar los mercados

El refrán de «el pez grande se come al chico» demuestra que, desde siempre, el tamaño ha importado y, en el caso de las empresas, implica vencer a la competencia en una estrategia que, en la mayoría de las ocasiones, lleva al éxito. Las crisis económicas son un ejemplo de cómo hay negocios que presentan un gran potencial, pero ante las presiones del mercado y la incertidumbre, suelen sucumbir a absorciones de compañías más grandes que han esperado la oportunidad para comprar barato y fortalecerse en mayor medida en el sector en el que desarrolla su actividad.

El último movimiento del segmento financiero nacional pone de relieve que, en este escenario de crisis, existe una ola imparable de absorciones entre sociedades para hacerlas más competitivas. Uno de los ejemplos es la fusión de Caixabank y Bankia, que va a alumbrar el mayor banco español y el décimo de la UE. Se trata de ganar tamaño para ser más resistente frente a situaciones como la ocasionada por la pandemia o la crisis financiera de 2008. Y, en especial, parar mejorar la competitividad frente firmas análogas.

En esta situación se encuentran también negociando otras entidades como Liberbank y Unicaja e, incluso, el BBVA y el Sabadell. Cuando se produce una integración de este tipo se buscan dos cosas: sinergias y ahorros. Las sinergias se producen principalmente por el aumento de clientes, la ganancia de cuota de mercado y la venta cruzada de productos y servicios. Y los ahorros, por una disminución del personal, la unificación de sistemas y procedimientos, de sedes y, en el caso de los bancos, por la reducción del número de oficinas.

Tradicionalmente, las empresas se clasifican según su tamaño en pequeñas, medianas y grandes. El hecho de que una firma se encuadre en uno de estos grupos es bastante importante ya que, por ejemplo, existen muchas subvenciones públicas para las pymes a las que no pueden disfrutar las corporaciones de mayor tamaño.

La dimensión media de las compañías españolas es más reducida que la de otras naciones y, en este escenario, el tejido empresarial corre el riesgo de enfrentarse a la misma brecha que se ha abierto, por ejemplo, entre los clubes de fútbol, donde solo un grupo potente muy pequeño, se juega la Liga o la Champions y el resto malvive y pelea por no descender cada año. 

Los economistas tienen muy claro que el tamaño es esencial. La mayoría sostiene que el tejido productivo nacional, debido a su menor calibre, es más vulnerable en momentos de crisis económica, y proponen cambios para revertir la situación. Desde 2008, ha habido una pérdida de peso relativo de las empresas. Así, está comprobado que ha caído drásticamente el número de compañías de construcción, ha aumentado el peso de las firmas de servicios y el hecho más significativo es que ha disminuido el tamaño medio de las sociedades, con las consiguientes consecuencias negativas sobre su capacidad de autofinanciación, comercialización, productividad, capacidad de innovación e internacionalización.

En este sentido, aseguran que «si España tuviese la misma estructura empresarial que Alemania, la productividad sería un 13% más alta». Según el INE, el conjunto societario nacional está formado por 3.363.197 empresas, de las que 1.882.745 no tienen asalariados. Del resto, el 61% solo tienen uno o dos trabajadores dados de alta, el 89,9% tienen menos de 10 personas en sus plantillas y el 98,3% tienen menos de 50 operarios. 

Por su parte, la Seguridad Social confirma que solo 38.935 corporaciones españolas cuentan con más de 50 trabajadores, 17.623 tienen más de 100 personas contratadas y solo 2.364, más de 500 empleados. Como dato comparativo, mientras en España se considera pyme a las sociedades de hasta 50 empleados, en la Unión Europea esta clasificación alcanza a las que cuentan con  hasta 250 operarios contratados.

 De acuerdo con los cálculos de Eurostat, en España, el número medio de trabajadores por empresa era de 4,7. Esta cifra solo es menor en Italia con cuatro asalariados y está lejos de Francia (5,7), el Reino Unido (11) y Alemania (11,7).

Asimismo, las pymes aportaron el 62,2% del valor añadido total del país y el 72,4% de la contratación (el 41% del empleo total si hablamos de las microempresas). 

Mentalidad

La conclusión a la que llegan los economistas es que España necesita un cambio de mentalidad empresarial para trabajar en modo cooperativa y, en especial, una ambición que rompa con el individualismo y aúne fuerzas para potenciar unas firmas más solventes, mejor preparadas a las crisis, con profesionales altamente cualificados y con un producto que añada valor añadido en una época en la que la competencia no viene del vecino de al lado, sino que llega desde cualquier parte del mundo con productos y servicios que se comercializan en todos los mercados.