«Entendemos la obra desde el entretenimiento y la reflexión»

A.D
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La Celestina estará en el Teatro Circo el 8 de octubre, a las 21 horas. El estreno de Albacity Corporation de la Tragicomedia de Calisto y Melibea llega con la mirada de Antonio Campos, una visión muy actual.

Antonio Campos - Foto: Gerar

La Celestina estará en el Teatro Circo el 8 de octubre, a las 21 horas. El estreno de Albacity Corporation de la Tragicomedia de Calisto y Melibea llega con la mirada de Antonio Campos, una visión muy actual. Como en anteriores producciones, el trío José Luis Montón, a la guitarra; Lluís Elías, dirección; y Antonio Campos, en escena, trasladan este clásico al espectador. Precisamente el premio Teatro de Rojas, como mejor actor por El Lazarillo de Tormes, Antonio Campos, comentó a La Tribuna de Albacete sus sensaciones ante este nuevo proyecto teatral. 

Hay muchas e interesantes versiones de La Celestina, ¿qué tiene de especial la suya?

Nuestra Celestina tiene la singularidad, creo, que nunca se había hecho con un solo actor en escena, acompañado por la música de José Luis Montón. Hemos escogido una fórmula, en ese sentido, con dos componentes en escena, lo que pasa es que no tiene nada que ver el montaje con El Lazarillo de Tormes, ya que en el texto de La Celestina el dramatismo te arrastra, te lleva, y es muy difícil salir de él. Luego, es singular la cantidad de planos cambiantes y acciones paralelas que  aparecen.  

¿Con una escenografía peculiar?

Claro, la escenografía es latente y, al no poder tenerla constantemente en escena, cambia. Entonces, además de interpretar todos los personajes, la escenografía la cambio y vemos los distintos escenarios donde ocurren las acciones. Por supuesto, el narrador cuenta, no solo lo que ocurre, porque también hay que leer entre líneas a La Celestina,  que es lo que es la que la hace más interesante. 

¿Una gran labor de investigación sobre el clásico?

Seguro, hemos leído mucho a los estudiosos de La Celestina, para ver en cada escena realmente qué es lo que se quiere contar.   

¿Cómo puede hacer un actor tantos personajes y tan dispares?

Hay personajes que si no los haces desde la verdad, quedan ridículos; otros tienes que cogerlos desde la comedia del arte. Hemos conseguido interpretarlos y meternos dentro de cada personaje gracias al estudio, durante el confinamiento, desde la tranquilidad. Cada personaje llevó su propio proceso, su rechazo, y esa vuelta a empezar. 

¿Una obra pensada para el entretenimiento o para la reflexión?

Entendemos La Celestina desde el   entretenimiento y la reflexión, para sacar también alguna lección de vida. Luego, el dramatismo llega, surge, sin olvidar las partes cómicas, que tiene la obra. Se enfrenta a Fernando de Rojas en algunas escenas, que no entiende cómo se resolvieron de una manera tan de pasada y, otras, sin embargo, se profundiza más. Si de algo va esta obra es sobre el amor, el destino la mujer y la muerte, temas profundamente humanos, pero no podemos caer en la tentación de ir al soliloquio de Cinco horas con Mario.  

Una obra que llega al Teatro Circo, unos días antes de su cierre para acondicionarlo.

Pues sí, antes fuimos a Madrid porque se cayeron tres estrenos, pero tenemos una ilusión tremenda. Estrenar aquí es la madre del cordero y por supuesto en el Teatro Circo, donde me parece que ya está prácticamente todo vendido. En casa es donde mejor me tratan y mejor me siento, compruebas ese calor y reconocimiento del público.  

¿Podrían abrir nuevas fechas?

Recuperar las temporadas y está produciendo. En Madrid hemos estado tres semanas con La Celestina; ahora volvemos con El Lazarillo. Al tener el 75 por ciento del aforo o el 50 se produce esto, hay que aumentar las funciones, pero en Valdepeñas, por ejemplo, nos pasó lo mismo, tuvimos que hacerlo dos días. Ahora, mantener el telón subido, no solamente depende de la compañía. El espectador es consciente de que mantiene arriba ese telón, no solo va al teatro porque quiere ver una obra, también porque ve necesario que tiene que mantener ese telón arriba y esa es la comunión, la fuerza y el empuje que siento últimamente en los teatros. Cabe la posibilidad de repetir en Albacete con La Celestina, cómo no.

¿Pensaron en algún público cuando planificaron el montaje?

Los clásicos los intentas hacer, no para los eruditos, sino para todo el público, y cómo no, nos gustaría que también acudiesen los estudiantes al teatro, porque así, además de leer la obra, pueden verla, entenderla y sacar todos los matices a cada personaje. Los clásicos no solo están para sacralizarlos o ensalzarlos, también para revivirlos y para reírnos, de nosotros mismos, aunque hay drama.  Los clásicos tienen su parte dramática. Podemos ver la actualidad en los clásicos y comprobar lo poco que hemos cambiado y evolucionado, seguimos siendo casi el mismo homo erectus, pero con un móvil en la mano.