Se bate el récord de trasvases de la 'era del memorando'

Luis. J. Gómez
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En 2018 se han derivado casi 240 Hm3 y eso que hasta marzo no se pudo por estar la cabecera bajo la raya trasvasable

Imagen del embalse de Entrepeñas, en la cabecera del Tajo, de esta primavera. - Foto: J. L. E.

El nuevo memorando que regula el trasvase Tajo-Segura se publicó en el BOE del 13 de septiembre de 2014 (aunque entraba en vigor desde el 1 de octubre) y desde entonces no se ha trasvasado tanto como este año. Ya se puede decir que 2018 ha batido récord en cuanto a volumen de agua derivada del Tajo al Segura, pues se han mandado 239,5 hectómetros cúbicos a Levante. Para hacerse una idea, supone el doble de toda la capacidad que tiene un embalse como el de Azután, que está en el cauce del Tajo una vez pasado Talavera.

Este año ha batido récord y eso que en el primer trimestre no se pudo mandar ni una gota de agua porque la cabecera del Tajo estuvo por debajo de la raya no trasvasable de los 400 hectómetros cúbicos. Sin embargo, el deshielo y las lluvias de la primavera hicieron subir el nivel de los embalses y desde abril se han sucedido los trasvases. La clave por la que este año se ha derivado tanta agua es que ha habido cuatro meses en los que se han mandado 38 hectómetros cúbicos, que es el máximo que permiten las reglas del trasvase cuando los embalses suben de nivel 3, cuando solo se pueden sacar como mucho 20 hectómetros,al nivel 2, cuando ese tope casi se duplica.

Así ocurrió en mayo, junio, julio y en el mes de diciembre. Solo en estos cuatro meses se ha enviado prácticamente tanta agua como en 2015 y más que en 2017. De hecho, sin el último trasvase aprobado, el del pasado lunes, 2018 no habría conseguido ser el año en el que más agua pasó por el Tajo-Segura.

En 2015, el primer año completo con el memorando en vigor, se derivaron 165 hectómetros cúbicos. Hasta julio hubo trasvases mes a mes de 20 hectómetros cúbicos, exceptuando abril, cuando no se aprobó ninguno. A partir de ahí, el descenso de las reservas de Entrepeñas y Buendía hizo que no se aprobasen derivaciones al máximo de los 20 hectómetros cúbicos que marca el nivel 3. En agosto fueron 15 hectómetros, en septiembre 10 y como la situación no mejoraba, en octubre ya fueron ocho y en noviembre y diciembre, seis cada mes.

Lo de seguir trasvasando, aunque cada vez menos, viendo que los embalses no se recuperaban dio como resultado que en enero de 2016 la cabecera cayó por debajo de la raya no trasvasable, que ese año era más baja que la actual (estaba en 336 hectómetros). Ese año en conjunto se trasvasaron 228 hectómetros cúbicos, la cifra que hasta este 2018 marcaba el récord. Así fue porque en febrero se retomaron los trasvases, con 10 hectómetros, y desde entonces hubo tres trimestrales de 60 hectómetros (a 20 por mes)y en julio se subió a nivel 2 y se derivaron 38 hectómetros.

El año 2017 marcó mínimo de trasvases. Fueron 82,5 hectómetros derivados en conjunto porque desde junio hasta final de año no se pudo aprobar ninguno porque la cabecera del Tajo no lograba superar la barrera no trasvasable.

En estos primeros cuatro años de funcionamiento del memorando del Tajo hay algunas cifras que delatan la reducción de aportaciones en la cabecera del río y, consecuentemente, el ‘agotamiento’ del sistema trasvasista. Se recoge como nivel 1 el que marca unas reservas superiores a 1.300 hectómetros cúbicos. Pero esas no se han alcanzado nunca en estos cuatro años y eso que no es mucho más de la mitad de capacidad que tienen ambos embalses. Por eso tampoco se ha podido derivar ningún mes el máximo que fija el memorando, que es de 60 hectómetros y no se ha llegado ni de lejos al tope anual de 600 hectómetros cúbicos para Levante, más 50 para Las Tablas de Daimiel.