Llama la atención la concordia con la que los miles de asistentes y vecinos receptores del festival de música arte nativo conviven durante los tres días que tiene lugar la gran fiesta de la música arte nativa.

La 24 edición del evento consolida la tradición musical entre los vecinos que "abren sus puertas" cada año a los jóvenes.

Otro aspecto destacado en el recinto donde tienen lugar los conciertos es la solidaridad de los asistentes. Por los stand habilitados para el Punto Morado del Centro de la Mujer del Ayuntamiento y el de la Asociación Amigos del Pueblo Saharaui pasan a diario decenas de jóvenes interesados en informarse sobre qué hacer en caso de que se produjese violencia de género en el evento y cómo colaborar, económicamente, con el pueblo saharaui a través de una asociación que pretende recaudar fondos para poder pagar los billetes de los niños que llegarán a la ciudad en el verano con el programa Vacaciones en Paz.  

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El devenir de la gran fiesta está caracterizado por los escasos incidentes que se producen entre la multitud. El trasiego de jóvenes en las calles, el recinto y en los conciertos de las bandas que animan a la revolución se traduce en un espectacular ambiente festivo en torno a la música.