En el manifiesto advierten que, la violencia machista en todas sus formas (física, psicológica, económica, sexual, ambiental, simbólica e institucional), lejos de desaparecer, parece recrudecerse, instalada en la normalidad de nuestro día a día. Para poder erradicarla, la sociedad ha de rechazarla frontalmente, sin fisuras. Pero, sobre todo, el rechazo debe ser tajante por parte de quienes la ejercen. Otra lectura que podemos hacer de los datos de la Macroencuesta de violencia contra las mujeres, que indican que 11.688.411 mujeres han sufrido violencia machista, es alarmante pensar que ese mismo número de hombres en España han ejercido algún tipo de violencia hacia las mujeres mayores de 16 años en algún momento de su vida.

Interpelan "a los hombres para que tomen conciencia de la importancia de su implicación en la erradicación de un problema que se genera por la forma en la que son socializados y que sufren las mujeres y sus hijos e hijas. Les pedimos que den un paso al frente y utilicen la valentía para mostrar rechazo públicamente ante cualquier manifestación de machismo y, sobre todo, ante la violencia que este genera en cualquiera de sus formas, dejando de ser cómplices de la misma".

Creen que la violencia contra las mujeres desaparecerá cuando éstas dejen de ser cosificadas. Cuando se las valore y reconozca en los espacios públicos y privados. Cuando puedan disfrutar con libertad de su vida personal. Cuando no estén atadas a una imagen, a un objeto de consumo. Cuando exista una reacción unánime y contundente contra la violencia. Cuando se rechacen los argumentos machistas. Cuando no se les nieguen sus derechos. Cuando se las vea y se las oiga.