Desde Rusia con amor

Antonio Soria
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Conmemoramos el fallecimiento y el nacimiento de dos pianistas rusos de primer orden

De izquierda a derecha, Ewa Bandrowska, Arthur Rubinstein y Heinrich Neuhaus charlando.

A pesar del declive del régimen soviético, la escuela de piano rusa, cuya sombra alargada es quasi casi insondable, mantiene con vida su legado con poderoso peso. Precisamente es uno de sus aportaciones más importantes, el concepto de peso, en lo que se entiende como técnica pianística, algo de lo que se podría hablar y mucho en un foro más especializado.

La actualidad nos trae hoy a La Tribuna Musical dos nombres que todo amante de la música en general, y en particular del piano, conoce: Heinrich Neuhaus, fallecido un día como hoy de 1964 y Yevgueni Kisin, nacido justo 007 años después del fallecimiento de Neuhaus, esto es el 10 de octubre de 1971. Más redondo no puede hilarse: Kisin, el 007 de Neuhaus, Desde Rusia con amor (título de la quinta novela dedicada al agente secreto).

Para conocer la obra de Guénrikh Gustávovitx Neuhaus (como se encuentra en otras fuentes su nombre escrito) es muy ilustrativo leer su celebérrimo libro «El arte del piano. Consideraciones de un profesor», que editó Real Musical en Madrid (1985) con traducción firmada por Consuelo Martín Colinet y Guillermo González. En esta obra transmite mensajes muy importantes que hablan de la hondura de su pensamiento y de la eficacia de su planteamiento pedagógico, presumiendo de discípulos tan destacados como Emil Gilels o Sviatoslav Richter.

Un orgullo para un maestro que tuvo en sus comienzos, con 24 de edad, un conato de suicidio, en 1912, con cortes en la muñeca tras presenciar un concierto en Berlín donde Arthur Rubinstein estrenó una sonata para piano de Karol Szymanowski. Neuhaus dejó una nota de suicidio declarando su intención de quitarse del medio porque el concierto le había revelado que él nunca sería un compositor afamado, ni un gran pianista. Sin poder soportar esa idea, marchó a Florencia para morir. Afortunadamente, Szymanowski y Rubinstein fueron a su encuentro hasta Florencia y consiguieron llevarlo a un hospital, donde pudo recuperarse. ¡Qué importante tener amigos que se preocupen! Salvarle la vida supuso que pudiera entregarla a lo que tan bien supo hacer, ser un gran maestro del piano, brindado a la posteridad su fruto en el arte transmitido, en el arte del piano. Toda una muestra de Amor por el Arte y el Piano.

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