Los tiempos actuales son campo abonado para los discursos más reaccionarios, y ninguna comunidad por pequeña que sea escapa a la posibilidad de que alguien quiera pasar de las palabras a los hechos. De esa vinculación entre el radicalismo y los actos terroristas trata el curso para policías locales que la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) clausura hoy viernes en Albacete, para cerrar tres días de formación en la lucha contra el extremismo violento y la radicalización de conductas. 
Entre los ponentes que han pasado por el curso está el alemán Johannes Heiler, abogado experto en Derechos Humanos, que ayer comentaba para este diario qué papel juega el respeto a esos derechos humanos y civiles en la lucha contra la radicalización de determinados grupos sociales. Según Heiler, y es una idea que trata de hacer llegar la misma OSCE, la preservación de esos derechos es fundamental: «El concepto de seguridad supone que no puedes conseguir seguridad sin proteger y respetar los derechos humanos. Esa protección debe ser una parte integral de la seguridad, de otra manera, y lo vemos en la Historia y cada día, esa falta de respeto a los derechos humanos conduce a violencia, extremismo, radicalización, terrorismo». Los grupos policiales «están en contacto diario con las comunidades, por eso estamos aquí para participar en este curso», explicaba el experto, que incidía en que no debe haber un dilema sobre si más libertad conduce a menos seguridad. Muchas veces la reacción a un atentado suele incluir un recorte de libertades, pero la receta válida es otra, respondía: «La seguridad y los derechos humanos no deberían ser vistos como opuestos; crear condiciones donde los derechos humanos son respetados aumenta la seguridad de la gente, y también ayuda a aumentar la prevención», argumentaba. 

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