Fernando Lussón

COLABORACIÓN

Fernando Lussón

Periodista


Sánchez en China

31/03/2023

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se encuentra de viaje en China para "vender" España, Unión Europea y reiterar la posición de los socios occidentales sobre la guerra de Ucrania, apenas unos días después de la visita del presidente chino Xi Jianping a Vladimir Putin en Moscú, donde hablaron del plan de paz propuesto por Pekín y de las relaciones más que amistosas entre los dos países.

Antes de entrevistarse con Xi, Sánchez participó en el Foro de Boao, el Davos chino, donde repasó las relaciones comerciales entre Europa y China y pidió el desbloqueo y la apertura china a las inversiones europeas con la advertencia de que, si eso no ocurre, Europa quizá se vea obligada a poner en marcha límites a la expansión china. Luego habló de España como un país fiable y propicio para las inversiones extranjeras por su seguridad jurídica, su posición geoestratégica y sus buenas infraestructuras digitales y físicas, ante un buen número de responsables políticos y económicos asiáticos.

Pero es con Xi Jinping con quien abordaba el asunto que más preocupa a la comunidad internacional, la guerra de Ucrania. La posición española respecto a la invasión rusa es de sobra conocida y no se separa un ápice de los acuerdos multilaterales alcanzados en Bruselas por la UE y la OTAN. Del mismo modo, da la bienvenida al plan de paz chino como un elemento más para ayudar a poner fin al conflicto bélico, aunque suscite múltiples recelos porque se interpreta escorado hacia los intereses de Rusia. Y ni aun así Putin se comprometió con el plan que le expuso Xi, cuyo primer punto establece que "La soberanía, la independencia y la integridad territorial de todos los países deben ser defendidas de manera efectiva", que se ha de respetar estrictamente el derecho internacional universalmente reconocido por Naciones Unidas, "lo que pasaría por el respeto de las fronteras de Ucrania". Un aspecto que Moscú no tiene previsto negociar. Para Occidente es esencial que China. al menos, no se convierta en proveedor masivo de armas al Kremlin, cuando ya supone el aliviadero de las sanciones económicas de la UE a Rusia.

El viaje de Sánchez a Pekin es un apunte más en su currículo de encuentros con líderes internacionales que no se debe menospreciar; por el contrario, es preciso reconocer que España tiene ahora más presencia e influencia en la política exterior que en otros momentos recientes. Y si bien a efectos electorales estas relaciones con líderes extranjeros pueden tener un impacto limitado, tienen utilidad en cuanto a la proyección internacional de España y de sus intereses económicos. En este caso, además, la visita de Sánchez es la de un primer mandatario europeo después de que Pekín dejara atrás la política de 'covid cero' y haya emprendido una etapa de apertura al exterior junto con la reclamación de su lugar como actor principal en un mundo multipolar. Como otros líderes que viajan a China Sánchez también ha sido cauteloso al hablar del respeto a los derechos humanos o de las amenazas sobre Taiwán.

Al menos en esta ocasión el PP no ha sido excesivamente beligerante en las críticas al encuentro de Sánchez con Xi Jinping y se ha guardado el argumento de que rinde pleitesía a un autócrata, quizá porque Rajoy también se entrevistó con el presidente chino, o quizá porque es consciente de que no conviene entorpecer las relaciones económicas con el gigante asiático.