Parece que el aeropuerto de Los Llanos, inaugurado como estandarte de la política de comunicaciones del presidente José Bono, pasó en poco tiempo al ostracismo, debido a la desaparición de los vuelos de Air Nostrum a Barcelona, subvencionados por las administraciones. Desde entonces, sólo vuelos charter operan desde la capital albacetense y cada vez con menos viajeros, lo que hace que la infraestructura se sitúe a la cola de actividad de los aeropuertos de AENA. 
Ahora, una empresa se lanza y oferta viajes directos con la ciudad egipcia de Abu Simbel, una de las mecas para los apasionados de las faraones. Allí están ubicadas restos de grandes templos que quedaron sumergidos por las aguas del Nilo cuando ingenieros rusos y españoles construyeron la presa de Asuán. De momento, parece que la oferta fue un éxito y el primer vuelo para abril se completó. Sin embargo, creo que este anuncio, aún siendo positivo, es un parche para el aeropuerto, que carece de un plan estratégico para que se incremente la actividad. ¿Dónde está la comisión que se anunció a bombo y platillo para reactivar el aeropuerto? Nada se sabe de sus trabajos, mientras pasa el tiempo y otras infraestructuras de similares características se posicionaron.
En el tráfico aéreo, Albacete podría suponer un punto estratégico de logística, además de un destino de bajo coste para turistas que llegan a ciudades en la costa levantina, como Alicante, Valencia o Murcia e, incluso, Madrid.
El aeropuerto debe ser una puerta de desarrollo para la ciudad y para la provincia, pero las autoridades deben saber sacarle mayor partido, una vez que la infraestructura ya está realizada y prácticamente amortizada.
Abu Simbel está más cerca, pero Albacete sigue sin sacar partido a su aeropuerto de Los Llanos.