Un turbulento 'Dulce hogar'

SPC
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La quinta novela de Pablo Rivero es un 'thriller' oscuro con crítica al éxito, la falsa felicidad y la presión social por la maternidad

El actor y licenciado en comunicación ambienta la obra en una urbanización de lujo a las afueras de la ciudad. - Foto: ROMERO DE LUQUE

Quién no ha soñado con una casa idílica en la que la frase Hogar, dulce hogar fuera real y placentera eternamente. Seguro que muchos lectores. Pues el actor Pablo Rivero, convertido en uno de los escritores de thriller más seguidos del país, da un giro al tema en su quinta novela Dulce hogar (SUMA) y crea una historia demoledora que profundiza en el miedo que obsesiona. 

La obra tiene un arranque propio del director de cine británico Alfred Hitchcock, donde reina el misterio y la ambigüedad, en el que uno no se imagina lo que está por llegar. Está ambientada en una urbanización de lujo, a las afueras de la ciudad. Los protagonistas son Julia, exazafata de vuelo, y su marido Rubén, piloto de la misma compañía. Ambos se construyen la casa idílica con vistas al monte. Creen que tras años de intentos fallidos su nuevo domicilio es el lugar perfecto para poder concebir por fin un hijo. Pero cuando llega la mudanza, él tiene que volar fuera y Julia tiene que hacerlo sola. Entonces empieza a tener la sensación de que es observada y cuantos más detalles conoce de la urbanización se da cuenta de que quizá no es el lugar que habían soñado. A la desaparición de algunos niños se suma un terrible incendio y un centro de presos con problemas mentales frente a la zona comercial. Además, un joven que la observa desde la distancia será el que llame toda su atención.

La intriga, lo incógnito empieza a tomar cuerpo con preguntas estilo: ¿Quién es? ¿Por qué siente Julia morbo por lo peligroso? ¿Por qué Rubén aplaza su vuelta constantemente?, ¿dónde está?

Dulce hogar está ambientada en una urbanización exclusiva con multitud de vecinos que está rodeada de árboles y cuenta con el privilegio de contar con supermercado privado. Aparentemente el ideal de Julia y Rubén se convertirá progresivamente en su peor pesadilla.

El lector, al ir avanzando en las 544 páginas, siente la presión por crear un hogar perfecto, vive cómo todo se desmorona, siente el miedo y el morbo que le provoca a Julia ser mirada y perseguida. Rivero consigue una trama asfixiante que sucede en cinco días con varias líneas temporales y llena de detalles escabrosos que sumergen de lleno en la historia.

Con una segunda parte propia del escritor francés Lamaitre, el libro es para amantes del true crime, en el que se asiste a la crónica de unos hechos a la altura de los peores crímenes de la prensa negra. La trama se desarrolla como un rompecabezas, en el que el lector se queda de una pieza con el desenlace.

Como ya sucediera en sus cuatro anteriores novelas: No volveré a tener miedo, Penitencia, Las niñas que soñaban con ser vistas y La cría, Rivero hace reflexionar sobre temas de máxima actualidad como es la presión social por la maternidad. Julia, el personaje principal de Dulce hogar está obsesionada con quedarse en embarazada y vive situaciones que la pondrán al límite.

También pone sobre la mesa el yugo de la cultura del éxito y la falsa felicidad propiciadas en muchos casos por las redes sociales que crean estándares idealizados con situaciones que muchas veces llevan a perder la identidad. 

En una parte de la novela, Rivero enfoca un tema que ha afectado a España a lo largo de los años, la explotación urbanística. La rápida construcción provoca el consumo masivo de recursos naturales y la explotación de zonas naturales y salvajes. En la turbia trama aborda el cambio climático. Además, el fuego es uno de los elementos principales en Dulce hogar. Detrás de ese protagonismo hay una crítica a la destrucción del planeta. Por último, expone el debate de las penas para los presos con problemas mentales. 

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