Ni el cielo, ni la tierra, ni mucho menos las instituciones le dan un respiro al agricultor en la provincia de Albacete. Ésta es la situación que describió la plana mayor de Asaja a la vicepresidenta tercera de la Comisión de Agricultura de la Eurocámara, Mazalay Aguilar.

"En Albacete no cae una gota desde diciembre", explicó el presidente provincial de la organización agraria, Jorge Navarro, "y el patrón de las lluvias cambia desde hace tiempo, caen en verano y en forma de tormentas, es decir, hacen más mal que bien".

Pero la meteorología, recordó, es sólo una parte de la tormenta perfecta que azota al campo, con cosechas amenazadas por la falta de lluvia, precios a la bajo a causa de las importaciones, costes de producción al alza y una PAC más ambiental que agrícola.

"Los que aún aguantamos en el campo estamos cada vez más desanimados y somos cada vez menos", afirmó, "porque la gran mayoría tenemos más de 60 y los jóvenes, que nos ven, prefieren irse a cualquier otro sector antes de trabajar la tierra".

Por su parte, la eurodiputada señaló que estos problemas no son sólo albacetenses o españoles, sino europeos. En este sentido, y a pregunta de los medios, se refirió a los recientes datos de Eurostat sobre el cierre de explotaciones en la UE.

"El 80% de las granjas europeas están en manos de pequeños y medianos agricultores", recordó, "y es un negocio, su medio de vida, y si no ven rentabilidad, cierran; pero que nos se nos olvide algo muy importante: si el campo cierra, la ciudad no come".

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