El Villarrobledo comenzó la liga con un triunfo en el Municipal de la Virgen en el duelo de rivalidad provincial con el Huracán de Balazote. Un gol de Leomar en el tramo inicial decidió un enfrentamiento vistoso por momentos y en el que cualquier otro resultado pudo haberse dado. 

La escuadra adiestrada por Sergio Aracil arrancó el duelo más decidida a buscar la portería contraria y se adelantó en el marcador antes de llegar al primer cuarto de hora. Una peinada en el área de Zizú la aprovechó su acompañante en el ataque, Leomar, para remachar de manera irremisible a la red, sin que Juanma pudiera evitarlo. Sería el único tanto del encuentro. 

Verse por abajo en el marcador llevó al Huracán de Balazote a dar un paso adelante y buscar con más ahínco la portería de Hortal, aunque en realidad las llegadas con peligro fueron del Villarrobledo, como un centrochut que se envenenó y tuvo que atajar Juanma. El elenco visitante ponía más corazón que cabeza y el buen orden defensivo troyano hacía el resto para que el marcador no se moviera. 

En el tramo final del primer acto sí se mostró ligeramente superior el Huracán, con minutos incluso de buen fútbol que le pudieron hacer merecedor de algo más, pero le faltó pegada. El choque perdió algo de viveza al final, con un par de encontronazos entre jugadores de ambos equipos fruto de los nervios. 

Tras el descanso el partido ganó en electricidad y se volvió de poder a poder, con los dos equipos tratando de atacar y merodeando el área rival, aunque faltaron llegadas más o menos nítidas para cambiar el curso de los acontecimientos. 

Augusto Teruel quiso darle otro aire a su equipo y colocó en el campo a Candela y Chan primero y a Rubén Sánchez después, buscando un gol con el que premiar al centenar de aficionados que se desplazaron desde Balazote para animar incansablemente a su Huracán en la tarde del retorno a Tercera. 

El duelo iba desgranando minutos y el elenco villarrobledense apostó claramente por jugársela a mantener el marcador. Sergio Aracil fue parando el juego con los cambios, oxigenando a su equipo, que tuvo en Carrasco a su mejor hombre, cerca del gol. 

El Huracán de Balazote, donde destacó el central Rangel, inconmensurable en defensa y que tuvo además la opción del empate, lo intentó hasta el final de los siete minutos de añadido que decretó Pérez Sánchez. Pero lo único que encontró fue la expulsión de Rubén Sánchez, que había entrado en el segundo tiempo y que además se fue lesionado en la acción.