El genio cambiante

Diego Izco (SPC)
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Radiografía del 'guardiolismo': más allá de los números, la capacidad de liderazgo del técnico y su forma de entender el juego y los partidos condicionan el fútbol moderno

El entrenador español conquistó con el Manchester City su tercera Champions. - Foto: MARTiN DIVISEK (EFE)

En un país menos polarizado, nadie cuestionaría la figura de Pep Guardiola. De hecho, nadie lo hace más allá de nuestras fronteras. Más allá de filias y fobias, su influencia en el fútbol actual es gigantesca. No hubiese sido necesaria la pasada Liga de Campeones para que la afirmación fuese del todo irrefutable, pero con el triplete en las vitrinas del City, el técnico se corona como uno de los más grandes de la historia y, sin duda, el más grande de la era moderna. 

Estos días han sido protagonistas los récords: el segundo triplete después del que logró con el Barça, los 35 títulos, las 11 Ligas en 14 años que lleva entrenando... Pero el 'guardiolismo' trasciende los números. Detrás de ellos hay un método, toneladas de pasión, un enamoramiento irrefrenable por el juego y sus múltiples posibilidades, la permuta constante, una idea que primero es una locura y después una genialidad, etcétera, y todo ello con la misma ilusión con la que enganchó al filial del Barça hace 16 años en Tercera. 

Barcelona

Guardiola establece nuevas normas para el mismo tablero. Otros entrenadores viajan con su mochila de ideas fijas. Él va cambiando. ¿Por qué no tres centrales o dos? ¿O un 'falso nueve'? ¿O dos fijos? ¿Y seis centrocampistas? ¿Y meter a los laterales por el centro y convertirlos en extremos? Ese «¿por qué no?» ha guiado su carrera profesional desde el primer instante, cuando en junio de 2008 heredó la silla de Frank Rijkaard en el primer equipo blaugrana. 

Para lo que él quería hacer (presión alta, recuperación rápida y movilidad constante) no le valían Deco o Ronaldinho. Ni siquiera Eto'o, aunque se quedó un año más. Yentre el músculo de Touré y la excelencia táctica de Busquets eligió al canterano.  

Aquella locura alcanzó el cénit en mayo de 2009. Nadie entendía que echaran a la banda a su máximo artillero (el camerunés). Messi iba a ser el 'falso nueve' y ayudaría a Xavi e Iniesta en la elaboración del juego, impulsando las diagonales de Henry. ¿Resultado? 2-6 en el Bernabéu.

Todos los jugadores azulgrana mejoraron en el período 2008-12. «Algunos no lo éramos, pero nos convirtió en figuras», decía Pedro Rodríguez, el caso más evidente de 'producto Pep'. Yes que Guardiola necesitaba futbolistas que asimilaran rápidamente conceptos como creer en ideas imposibles... porque terminaban funcionando. Por ejemplo, convencer a Mascherano de que era un central o llevar a cabo una de las mayores exhibiciones de la historia:0-4 al Santos de Neymar en el 'Mundialito', con cinco medios (Xavi, Iniesta, Thiago, Cesc y Busquets) detrás de Messi.      

Bayern y City

Puntos innegociables alrededor de sistemas que cambiaban y futbolistas que redescubrían el juego. En el Bayern 'rediseñó' al central Alaba y a los mediocentros Xabi Alonso, Javi Martínez para que sacaran el balón con higiene.   

Y ya en el Manchester City encontró su 'laboratorio' idóneo con mucho dinero por delante. «Saca lo mejor de cada uno», confesó Stones. «Es increíble cómo prepara cada partido», aseguró Rodri. Y es que el catalán es un fanático del trabajo y del espíritu de equipo al que le encanta hablar con los jugadores y moldearles. El 'guardiolismo', eso sí, intenta ser dominador e impredecible. Para despistar, para cambiar el guion... Para ganar.