Ya lo adelantó hace dos milenios largos Julio César, el legendario general y cónsul romano, tras ganar la batalla de Zeda. Sí, aquel trío de palabras, 'vini, vidi, vici', que luego se hizo mediático casi 'per omnia saecula saeculorum'. Una frase, en definitiva, que viene pintiparada a lo que aconteció en el reciente concierto de Vermú en la madrileña sala Vesta, que posiblemente sea la de mayor prestigio en cuanto a la música en directo. Un recital en elque el grupo rodense presentó su último disco, Duelo de ronda.
Y que no sólo estremeció las fibras sensibles de los afortunados espectadores, que llenaron a rebosar el sitio, sino también caló hondo en los integrantes de la banda. Así lo confiesa su cantante, Dani Toboso, quien además de ser la voz -y también la guitarra- es también el portavoz en nombre de sus cuatro compañeros: «Sí, fue fantástico y gozamos de unas sensaciones increíbles».
A lo que añade que todos tuvieron y compartieron la impresión de que algo hizo click. Lo que justifica por partida doble. De un lado, por llegar a Madrid y encontrarse con todo vendido e incluso con gente que se quedó sin poder entrar: «¡Fue un subidón!» Y por otra parte, que desde un principio sintieron que había una inmejorable conexión con el público, aparte de que, como les habían adelantado, el sonido fue estupendo. «En fin, ?uno de esos conciertos que te hace sentir que todos los esfuerzos han merecido la pena».
Otra de las sorpresas positivas y que alucinaron a los rodenses fue que gran parte del público –un pequeño sector del cual eran paisanos de la localidad o de la diáspora de la provincia en la capital de España- se supiera la mayoría de las canciones. Pero no sólo las de sus anteriores álbumes, sino incluso las de este reciente Duelo de ronda, y las corease. «Sí, es absolutamente cierto. Nos quedamos un poco boquiabiertos cuando empezamos a escuchar cómo la gente cantaba nuestros temas». Es algo que hasta ahora no nos había pasado en ningún sitio, o al menos no de una forma tan intensa».
De esta manera, sonaron -siempre con la extraordinaria calidad del directo tanto en la instrumentación como en la voz en primer plano de Dani y la segunda que suele hacerle la multiinstrumentista Lola Esteban- algunos de los temas de Cancionero estoico, su anterior disco, como Los campos amarillos, Canto alegre y esa versión rockera del legendario tema Nadie te quiere ya, de los no menos míticos Brincos, quienes hace más de cinco décadas fueron considerado como Los Beatles españoles.
Y, claro, la mayoría de este Duelo de ronda que se presentaba, e idénticamente coreados, cual, entre otros, En esta ruina, Somos desastre, La extranjera y Escombros. Todos ellos con unas letras, también compuestas en conjunto por los miembros de la banda, alejadas de los ripios y las sandeces que caracterizan muchas de las canciones que se escuchan en prácticamente todas las emisoras de radiofórmulas en la actualidad.
Es menester destacar también que, por parte de David Aguado, de la firma El Tragaluz, mánager del grupo -labor que desempeña con gran acierto de la misma manera con Karmento, otra ?albaceteña ahora muy de moda tras participar en el BenidormFest-, se cuidaron todos los detalles más allá de la música. Una cuestión igualmente importante en un lugar como Madrid donde existen multitud de salas de conciertos con un público y una crítica exigente.
Por ejemplo, el escenario estaba adornado con una bolsa de colores similares al traje típico manchego -y dentro, una bota de vino, de La Roda, por supuesto, colgada del micro en el que cantaba Dani- y unas castañuelas muy típicas de la tierra.
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