Preguntas y oración en la Jornada por las Vocaciones

Antonio Díaz
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Bajo el lema 'Ponte en camino. No esperes más' el gran reto de responder a la llamada que Cristo nos hace directamente es afrontado a través de muy diversos testimonios

Sor María de la Paloma, clarisa. - Foto: Obispado

H oy, 30 abril, IV Domingo de Pascua, en el que Jesús se presenta como El Buen Pastor, la Iglesia celebra unida la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones y la Jornada de Vocaciones Nativas, bajo el lema «Ponte en camino. No esperes más». Para vivir este gran reto de responder a la llamada que Cristo nos hace directamente a cada uno de nosotros: «Ven y sígueme», ponemos nuestra mirada en la Virgen María, en conexión con la próxima Jornada Mundial de la Juventud de Lisboa 2023 y a su lema María se levantó y partió sin demora. Todas las personas de buena voluntad están llamadas a recorrer el camino de la entrega total a nuestros hermanos, sensibles a sus necesidades más profundas, porque son muchos los que andan como ovejas sin pastor. En este día, elevemos una oración para que no falten en la Iglesia sacerdotes, religiosos, personas consagradas y matrimonios cristianos. También, que las vocaciones nacidas en países de misión tengan lo necesario para formarse y seguir creciendo.

Sor María de la Paloma, clarisa en Hellín:  «Paz y Bien. Me llamo Paloma, tengo 23 años. He descubierto el gran tesoro que me habita. Es Jesús y he decidido entregarme a Él, porque es el que llena mi vida de alegría, de fuerza, de esperanza y, sobre todo, de amor. Pero no un amor egoísta sino un amor que acoge, que se abre a todos y que me libera de mis miedos. Con 18 años di mi primer sí que hoy quiero reafirmar profesando los votos temporales como hermana clarisa. Este fin de semana recibo votos en el Convento de Santa Clara de Hellín».

María Carmen Gil, misionera en Bolivia:  «A todos nos gustaría vivir en un mundo en que se respeten los derechos humanos, que todos tuvieran lo suficiente para vivir con dignidad, que no hubiera guerras, violencia, injusticias, corrupción, … En una palabra, un mundo donde pudiéramos ser felices. Eso es lo que Dios quiere para todos sus hijos.  Hay muchos jóvenes en distintos lugares comprometidos con ello. Y lo hacen porque creen que merece la pena luchar por un mundo más humano. Pero falta mucho por hacer, falta mucho por lograr. Faltan manos para trabajar por los demás, pies para recorrer caminos, palabras que pongan paz, corazones para amar. ¡Estamos esperándote! ¿Te apuntas? Ponte en camino… Yo he encontrado en Jesús a los demás y en los demás a Dios».

Sor Ligia Elena, misionera catequista Lumen Christi: «Ponte en camino. No esperes más. Con estas palabras la iglesia nos invita a ponernos en camino en esta Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones el momento de levantarse es ahora. ¿Qué tenemos que esperar?

Soy Sor Ligia Elena, pertenezco al Instituto de Misioneras Catequistas Lumen Christi, somos una congregación fundada en Nicaragua y aquí colaboramos en el Obispado de Albacete. En algún momento el Señor me llamó a ponerme encamino y a pesar de las dudas y los temores que tenía, Él me dio la gracia para responder y seguir perseverando en mi vocación.

Ponerse en camino significa que estás en busca de algo, puede que aún no tengas muy claro el trayecto a seguir, pero si confías en el Señor el irá iluminado tu camino para que puedas avanzar, todos somos fruto de un pensamiento de amor de Dios y estamos llamados con un propósito único e irrepetible. Animo a los jóvenes que siente una inquietud en su corazón y quieren encontrar una respuesta a su vida a que den el paso, seguir al Señor es lo máximo, te da una alegría, un gozo y un amor que te llena y que tienes que compartir con los demás. Agradezco a todos los que oran por las vocaciones, sus oraciones nos ayudan a seguir en el camino del Señor».

Juan Molina, párroco de El Bonillo: «Mi vocación es simplemente amor. El que ama confía. Dios confió en mí, y como un don y un regalo, me llamó a ser sacerdote. También coincidió que yo confié en Él; y así empezó una auténtica aventura en la que juntos vamos haciendo camino. Creo que lo más importante de mi vocación, no es lo que hago, sino que lo más importante es estar con Él, saber y sentir que me ama y que lo amo. Me fui al seminario con catorce años, y llevo 16 años de cura, después de todo este tiempo, tengo la certeza y la convicción, de que Dios nunca defrauda, de que, a mayor fidelidad, mayor felicidad, Sigo confiando, sigo amando, y cada día le doy gracias porque se fío de mí».