«Mi padre daba mucha importancia al diseño»

Antonio Díaz
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Paloma Canivet, licenciada en Historia del Arte, diseñadora y docente, intervino en el ciclo de conferencias de la asociación Aluex y habló sobre José Luis Sánchez. Itinerario de un escultor.

Paloma Canivet. - Foto: Arturo Pérez

Paloma Canivet, licenciada en Historia del Arte, diseñadora y docente, intervino en el ciclo de conferencias de la asociación Aluex y habló sobre José Luis Sánchez. Itinerario de un escultor. La hija del artista comentó a La Tribuna de Albacete distintos aspectos sobre la obra del almanseño.

¿Por qué en estos momentos hablar sobre su padre?

Mi padre ya no está aquí, se fue hace cuatro años y me he marcado la responsabilidad, el deber y el gusto de mantener su nombre vivo. 

El nombre, el artista, continúa vivo, ¿no le parece?

Bueno, la situación del arte en general hoy en día no es fácil, no está en uno de los mejores momentos, me parece.  

Una referencia en el arte contemporáneo que transitó por varias etapas.

Como todos los artistas tuvo su evolución. Nació en Almansa y a los 10 años fue a Madrid. Por temas familiares,  desde muy pequeño tuvo esa facilidad para el arte. Siempre fue un buen estudiante, un gran lector y empezó a asistir a las clases de Ángel Ferrant  y compaginó esto con el trabajo y los estudios de abogacía, aunque siempre quiso estudiar arquitectura. Me decía que no había buscado las cosas, que en la vida se van cruzando. Para la época, años 50, viajó mucho al extranjero,  fue al estudio de mis abuelos, ceramistas, donde conoció a mi madre, y donde asistieron muchos de los miembros de El Paso, por cierto. Estuvo en París becado, viajó a Roma, Milán y después ha tenido la suerte de cruzarse con arquitectos punteros, como Fisac o Carvajal,  y otros muchos. Me comentó que había trabajado con más de 50 arquitectos. Mi padre se centró en hacer escultura aplicada a la arquitectura que, por cierto es algo que se ha hecho a lo largo de la historia del arte, aunque hoy en día ya no es así. 

¿Qué nos puede destacar de su obra?

Él empezó con figuración, muy influenciada por la arqueología, por lo ibérico, pero también por todo lo que se encontró con sus viajes a Italia. Después, poco a poco, se fue decantando hacia la abstracción. Son cosas que no llegué a hablar con él, pero creo que su escultura tiene mucho que ver con la grafía, con movimientos gestuales y claro, tiene que ver con lo constructivo, con la arquitectura. La idea de que la escultura suele ser más de trabajo físico no la cumplía mi padre. Su idea era más de concepto mental e intelectual. Hacía las maquetas y otros ejecutaban las pieza, con su supervisión. Realizó bastantes puertas, como la de la Diputación en Albacete y utilizaba materiales diversos, como madera, mármol, bronce, aluminio, también en hormigón que trataba. Hizo bastante arte religioso y aplicaba pan de oro al hormigón. También me habló en ocasiones de lo poco apreciada que estaba la escultura con respecto a la pintura. Mi padre daba mucha importancia al diseño también y trabajaba normalmente con maquetas de sus esculturas, que pasaba a otras escalas. 

Le gustaban mucho las puertas también.

Sí, con el sentido filosófico que tienen; el juego de las puertas, el umbral. Igualmente, le gustaba la piedra, tal como sale, en bruto de la cantera, era un tema muy recurrente en él. 

¿Qué pasa con su obra ahora en Albacete?

Pues quiero ver qué va a pasar con ella, porque hay que repararla. Era una obra en acero corten y no sé en qué momento, alguien decidió darle una pintura plateada  y me encontré en la rotonda este verano que estaba a punto que caerse. Un amigo químico me dijo que la mezcla de la pintura metálica con el corten debió hacer una reacción  química y después se recolocó. Antes tenía una base sólida, muy amplia en hormigón  y en los últimos tiempos una pequeña estructura que no soportaba el peso. En todo caso es para mí un misterio.

Están por todo el mundo sus obras.

Claro, en Madrid, por supuesto en Albacete, incluso en Finlandia hay piezas, como en París o en la Quinta Avenida de Nueva York, en la Oficina de Turismo de España, pero en el último viaje que hice, no la encontré. Lo que ocurre con la escultura es que cuando un edificio cambia de propiedad, se quitan del lugar original y después es complicado seguirles la pista. Es complicado.