La cosa, en este caso, va de imaginación. De organizar desde la nada la exposición que presentan los 'Amigos del Museo de Santa Cruz'  en una de las salas del museo en las que Picasso lo envuelve todo, sin que tengan que exponerse grandes obras del pintor. Unos  hombres inspirados, buscando aquí y allá, sin otros recursos que su sensibilidad, su sentido de la oportunidad  y algunas relaciones personales han montado una exposición sencilla, limpia e inteligente que es una excusa razonable para acercarse a la obra del pintor malagueño. No hay dinero por medio, ni público ni privado, solo la voluntad y las obras que particulares han ido acumulando en colecciones propias. La exposición es una prueba de que el compromiso cultural puede ir más allá de los grandes recursos económicos y el empleo de piezas majestuosas. Lo expuesto demuestra que sin dinero se pueden obtener resultados magníficos.
Pero, sitúense. Museo de Santa Cruz, en Toledo, en una de las salas en el claustro bajo, con una disposición muy abarcable, se ha organizado una exposición titulada  'Picasso y su estela' y permanecerá en ese lugar hasta el 21 de mayo. Es una exposición en la que, además de contemplar las obras expuestas, les aconsejo lean las cartelas que les acompañan. Donde se ofrecen datos de autores que elaboraron sus obras bajo la influencia de Picasso, el nombre de los coleccionistas que han prestado sus obras y el tipo de material en el que se han concretado las obras expuestas. En muchos casos los nombres de quienes se han prestado a la colaboración les resultarán conocidos, en otros no. Da igual, porque lo revelador de la exposición es que una institución pública, con el concurso de unos socios privados entusiasmados, se han esforzado en convertir  lo improbable en una muestra más que digna. De la nada ha nacido una exposición, aunque de un museo público, aunque sea de provincias debiéramos esperar algo de mayor entidad. Pero en este caso basta con los resultados conseguidos. Es una ordenada exposición que invita a reflexionar sobre el pintor en cuestión y sobre la necesidad que tienen algunas ciudades, entre ellas Toledo, de situarse ante el arte contemporáneo en el que ejerció y ejerce como gran pontífice el pintor Picasso.