Las obras para la renovación de la instalación de electricidad e iluminación de las instalaciones deportivas del IMD, incluido el Carlos Belmonte, van a sufrir un retraso debido a que la oferta que resultó adjudicataria de las mismas no cumple con los requisitos exigidos, según desveló el propio alcalde Emilio Sáez en una entrevista realizada ayer en COPE Albacete a tenor de la polémica suscitada por el alquiler de un videomarcador por parte del equipo de Gobierno municipal para los últimos partidos de la temporada del Albacete Balompié.
A primeros de febrero, este diario advirtió de las deficiencias que presentaba la oferta mejor valorada en la licitación y que finalmente fue elegida para ser la adjudicataria de la obra. Dicha empresa, Aneum Led SL, que luego pasó a ser Cerma & Arriaxa-Aneumled Albacete Unión Temporal de Empresas, presentó lo que a todas luces se denomina baja temeraria, al ser extremadamente inferior al resto de ofertas, algo al parecer habitual en dicha empresa y por lo que había sido excluida de numerosas licitaciones en otros lugares.
La obra estaba valorada por el Ayuntamiento en tres millones de euros, las ofertas oscilaban entre los 2,5 y los 2,9 millones de euros, a excepción de la presentada por Aneum Led SL, que era de 1,8 millones de euros, todo cantidades sin IVA. El pasado 6 de marzo se firmó el acta de adjudicación y el 31 de marzo el alcalde Emilio Sáez informó durante la presentación del proyecto de remodelación integral del Carlos Belmonte que ya estaba firmado el contrato para que se pudieran iniciar dichas obras, que tenían un plazo de ejecución de 7,5 meses, a excepción de las referentes al Belmonte, que debían ejecutarse en 1,5 meses.
En la licitación de estas obras existía una mejora de 20 puntos en la calificación si se añadía un nuevo videomarcador, pero a la hora de hacer el replanteo para poder iniciar la obra, la empresa adjudicataria no parece dispuesta a montar dicho videomarcador, a tenor de las palabras de Emilio Sáez en COPE Albacete. El alcalde habló de la adjudicataria como «una empresa pantalla, que ha bajado un millón de euros el precio y que después de firmar el contrato viene diciendo que no lo va a hacer».
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