Innovación y conciencia contra el impacto de los microplásticos

SPC
-

Aqualia desarrolla proyectos de investigación para regenerar aguas residuales y tratar desechos difíciles de eliminar que causan problemas en los sistemas de depuración. Además, con campañas como 'Aquí agua del grifo', promueven conductas sostenibles

Innovación y conciencia contra el impacto de los microplásticos

La actividad humana genera más de 400 millones de toneladas de plástico cada año y se estima que entre 19 y 23 millones de toneladas de desechos terminan en lagos, ríos y mares, según los datos del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. Sin embargo, el informe recalca que esta contaminación podría reducirse en un 80 por ciento de aquí a 2040 si los países, las empresas y los consumidores realizan profundos cambios. En torno a estas cifras se celebra este año el Día Mundial del Medio Ambiente, en búsqueda de soluciones urgentes a la polución por plásticos.

Coincidiendo con esta jornada, Aqualia publica los resultados de su III Barómetro de Conductas Sostenibles, elaborado a partir del Sosteniblómetro (www.sosteniblómetro.com), que expone las acciones adquiridas por la ciudadanía en su vida en cuanto a hábitos responsables con el medio ambiente.

La preocupación por controlar el consumo de agua en el actual momento de sequía y los costes energéticos mueven a los consumidores a aumentar sus conductas sostenibles. El Barómetro revela que más del 100% de los consultados afirma que se ducha en vez de bañarse (un 5 por ciento más que en la consulta de diciembre de 2022); también el mismo porcentaje saca los alimentos del congelador con tiempo para evitar descongelar con agua caliente; igual que los que procuran tener las ventanas y puertas bien cerradas cuando encienden la calefacción (superando también en más de un 5 por ciento la consulta anterior). Además, más del 92 por ciento afirma detener el grifo de la ducha mientras se enjabona. 

Un operario y un alumno de un colegio de Agramón (Albacete) plantan árboles en la depuradora de Hellín. Un operario y un alumno de un colegio de Agramón (Albacete) plantan árboles en la depuradora de Hellín. En cuanto a los porcentajes con margen de mejora, un buen número se relaciona con la utilización del plástico y la adecuada gestión de los residuos. El 62,5 por ciento de las personas evita comprar productos envasados en plásticos y un 33,33 por ciento usa servilletas de tela en lugar de las de papel. Solo el 20 por ciento intenta usar una pastilla de jabón y no aquel envasado en plástico, mientras que un 16,67 por ciento ha comprado alguna vez en tiendas de residuo cero para rellenar su propio recipiente.

En Castilla-La Mancha

La innovación ofrece soluciones a la contaminación por plásticos, tal y como reclama Naciones Unidas en este día. Un ejemplo de ello se sitúa en el proyecto Life Phoenix, pionero en soluciones para la regeneración de aguas residuales y tratamiento de microplásticos y contaminantes emergentes. El proyecto está enmarcado en el programa europeo LIFE y está siendo ejecutado por un consorcio internacional liderado por Aqualia. 

La investigación se enfrenta al creciente reto de estos residuos, que causan problemas en los actuales sistemas de depuración, al ser difícilmente eliminables, y suelen acabar en los mares y ríos, suponiendo un grave riesgo medioambiental. Uno de sus objetivos es cuantificar y eliminar microplásticos mediante procesos de filtración avanzada. Se desarrollará en varias localizaciones por toda la Península, entre las que se encuentra la Estación Depuradora de Aguas Residuales de Talavera de la Reina (Toledo).

Economía circular

La Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR) 'Estiviel', en Toledo, desarrolla diferentes proyectos piloto promovidos por la Consejería de Desarrollo Sostenible y desarrollados por Aqualia, cuyo objetivo es proponer acciones específicas de economía circular en el ciclo integral del agua. La EDAR 'Esquiviel' se encuentra entre las más punteras del país, cuenta con equipamiento para el tratamiento de las aguas residuales y los fangos, así como una línea de gas con aprovechamiento energético del biogás producido en el proceso de digestión del fango. Otros de los aspectos destacados del proyecto son la reutilización de las aguas residuales para uso en agricultura. 

En la Estación Depuradora de Agramón, en Hellín (Albacete), se está desarrollando el Proyecto Sabana, una iniciativa de economía circular aplicada que emplea las aguas residuales como materia prima para el cultivo de microalgas, del que se obtienen bioproductos de alto valor añadido. Con requerimientos energéticos significativamente más bajos que mediante los procesos tradicionales de depuración, se obtiene una biomasa con excelentes propiedades biofertilizantes, bioestimulantes y biopesticidas. Adicionalmente, se suma la ventaja de llevar a cabo la producción de forma directa, sin necesidad de tratamiento terciario, de agua apta para la reutilización según RD 1620/2007. El concepto desarrollado representa una solución sostenible para la depuración de aguas residuales en pequeñas poblaciones, con un mínimo de consumo energético y sin dejar residuos.

La contaminación por plásticos podría reducirse en un 80 por ciento de aquí a 2040 si los países, las empresas y los consumidores realizan profundos cambios.La contaminación por plásticos podría reducirse en un 80 por ciento de aquí a 2040 si los países, las empresas y los consumidores realizan profundos cambios. - Foto: Stevica MrdjaAdemás, en esta depuradora se plantan árboles con los escolares de la pedanía de Agramón, regados con agua de la EDAR, con el objetivo de formar un bosque en sus instalaciones. 

Otro aspecto fundamental es la concienciación ciudadana, ya que pequeños gestos en el día a día pueden dar lugar, a la larga, a resultados extraordinarios. Aparte del ya comentado Sosteniblómetro que sugiere acciones correctivas, Aqualia lleva a cabo periódicamente numerosas campañas de sensibilización a nivel local. 

Un ejemplo es Aquí agua del grifo, organizada entre otros muchos municipios, precisamente en Hellín, con la que se busca fomentar el consumo de agua del grifo, que es el producto alimentario sometido a un mayor control. La campaña pone en valor que el agua del grifo implica un mayor compromiso con el medio ambiente, al generar menos residuos plásticos (reduce el uso de las botellas de plástico de un solo uso) y un mayor ahorro económico (su coste es mucho menor que beber agua mineral). Según un estudio liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), producir agua embotellada cuesta 3.500 veces más que la del grifo, y su impacto en los ecosistemas es aproximadamente 1.400 veces mayor. Además, un informe publicado en la revista científica Frontiers in Chemistry en 2019 determinó que las partículas de microplásticos son mucho más frecuentes en el agua mineral que en la del grifo.