El CRMF atiende a casi medio centenar de usuarios

Teresa Roldán
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Es requisito que las personas que solicitan una plaza tengan reconocida la discapacidad, estén en edad laboral y muestren posibilidades razonables de rehabilitación

Instalaciones del Centro de Recuperación de Personas con Discapacidad de Albacete. - Foto: Víctor Fernández

El Centro de Recuperación de Personas con Discapacidad de Albacete (CRMF), dependiente del Imserso, y con más de 47 años de andadura, es decir, casi medio siglo, atiende en la actualidad a 47 usuarios, la mayoría, por proceder de distintos puntos de la geografía nacional cuentan con residencia, y el resto, 11 son personas afectadas por una discapacidad física de la capital, que sólo acuden al centro de día. Este centro a diferencia de otros también dirigidos a personas con discapacidad, ofrece formación a sus residentes, requisito imprescindible para acceder a este recurso del Estado, que al igual que otros cinco más que hay distribuidos por la geografía nacional, es gratuito, siempre y cuando se cumplan los requisitos necesarios para la obtención de una plaza.

La nueva directora de este recurso, Carolina Cebrián Lozano, afirma que se trata de ofrecer a las personas con discapacidad física y/o sensorial, en edad laboral, todas aquellas medidas que hagan posible su recuperación personal y profesional, con el fin de que consigan su plena integración sociolaboral.

Para ello, según Cebrián Lozano, los profesionales de este recurso, que entre todas las categorías suman 75, elaboran con cada persona que accede al centro un programa individual de recuperación de carácter multidisciplinar que comprende la capacitación y reconversión profesional en cursos de enseñanza ocupacional; la adquisición de las competencias académicas necesarias para mejorar su cualificación profesional; la recuperación médico-funcional y psicosocial de las personas con discapacidad física o sensorial que lo requieran; la asistencia técnica en materia de autonomía personal, accesibilidad y tecnologías aplicadas a la integración de las personas con discapacidad; la incorporación de metodologías didácticas basadas en el uso de las nuevas tecnologías, que permita desarrollar al máximo y de forma óptima, las capacidades de las personas con grave afectación funcional y que posibilite su integración laboral y su desarrollo personal; y la preparación para el empleo e integración social y personal de la persona con discapacidad, mediante un sistema coordinado de orientación, apoyo y acompañamiento a cada usuario.

Precisamente, para ello, el CRMF ha ido incorporando progresivamente al centro metodologías didácticas basadas en el uso de las nuevas tecnologías, que permiten desarrollar al máximo y de forma óptima las capacidades de las personas con grave afectación funcional que hacen uso de este recurso y que posibilita su integración laboral y desarrollo personal.

Este curso, los 47 usuarios que han retomado la actividad desde enero y que lo finalizarán en diciembre proceden de distintos puntos de la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha, de poblaciones de la provincia de Albacete, pero también de Navarra, Andalucía, Valencia, Alicante y Cazorla.

La matrícula es abierta para que cada usuario en función de sus necesidades pueda incorporarse cuando lo necesite.

Si bien este centro nacional ha llegado a tener capacidad para 80 personas, en la actualidad fruto de las reformas que se han realizado  es de 50, al haberse transformado las habitaciones dobles y triples que había en el recurso por  habitaciones individuales. De ahí que el número de usuarios sea menor que hace unos años. Tampoco existe lista de espera, «las solicitudes que entran se van tramitando en orden de llegada», agregó la directora del CRMF, que también citó otras remodelaciones y mejoras en cuanto a la accesibilidad realizadas en el centro, para adaptarlo a las necesidades actuales de los usuarios. En concreto, la antigua cafetería se ha transformado en una sala de convivencia para fomentar las relaciones entre los usuarios; asimismo se ha creado una sala de manualidades; se ha dotado al centro de un estudio de fotografía; y además se ha incorporado un sistema de electroestimulación, y se trabaja con una impresora 3D.

 

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