El recuento

José Francisco Roldán
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«La sociedad ha cambiado, y esas ideologías no han hecho más que regar de sangre las tierras de Europa»

Imagen de archivo de un votante rodeado de sobres y papeletas de voto. - Foto: R.S.

La contienda electoral se planteó con descaro y crispación. Los bandos enfrentados pusieron en el campo de la batalla ideológica todo su armamento dialéctico, sin dejar nada en la retaguardia, pues era mucho lo que se dilucidaba en el tablero de las hostilidades. 

 Para algunos ciudadanos, porque estamos en esas fechas, pareciere una reedición simulada de la batalla en Las Navas de Tolosa, donde los reinos cristianos sumaron fuerzas para oponerse al enemigo más encarnizado, que representaba otro modo de vivir y progresar. Para otros, porque no lo esconden, podría considerarse la respuesta legítima a un régimen dictatorial en los primeros años del siglo XX, cuando la revolución masacró a una parte de los rusos imponiendo sus postulados. 

La sociedad ha cambiado mucho, y esos modelos ideológicos, que se han ido repitiendo desde encones, no han hecho más que regar de sangre las tierras de Europa. Los bandos han utilizado infantería, poca marina y, alguno, mucha aviación. La propaganda infecciosa ha discurrido con fruición, para lo que han usado bien a determinados medios de comunicación. La leyenda negra, que se empezó a esgrimir en Italia contra los españoles en nuestro imperio, ha significado un arma fundamental para desacreditar al oponente sin remilgos faltando a la verdad despreciablemente.

 En los últimos días, antes de la confrontación definitiva, se hizo el recuento de recursos para atacar eficazmente al contrincante. Hay quien acumuló datos sobre el cambio en las relaciones con Argelia y Marruecos, maletas de Venezuela, superar miedos para dormir, pactos con separatistas y golpistas, CIS, puertas giratorias para acaparar poder judicial, memoria falseada, intromisión partidaria en el Tribunal Constitucional, asalto en el INE, ascensos clientelares, regalos injustificables a delincuentes sexuales, Correos, abuso en la Fiscalía, desparrame ministerial, deuda pública desbocada, derogar sedición, reducción delito de malversación, indolencia frente al ataque ilegal sobre el idioma castellano, ley de educación, cierre ilegal de las Cortes durante la pandemia, compra de votos, uso ilegal de recursos oficiales en periodo electoral, ocupación de la televisión pública, destituciones de Marlaska, salto a la valla de Melilla, reprobaciones a ministros, regalos para asegurarse votos, ataques a jueces, empresarios y agricultores, incompetencia legislativa, insultos a policías en sede parlamentaria, indolencia ante la ocupación ilegal de viviendas, desamparo ante la criminalidad, aumento desproporcionado en el precio de alimentos, reducción renta de familias, incremento de la pobreza, fiscalización oficial a medios de comunicación, presión fiscal desmesurada, caos en los servicios públicos, ataque a los autónomos, corruptelas y delitos investigados de representantes políticos, inexistencia comité de expertos en la pandemia, manifestación del ocho de marzo en 2.020, que provocó tanta muerte; rescate de la aerolínea Plus Ultra, aproximación y prebendas a presos etarras en cárceles del País Vasco, desprecio a la víctimas del terrorismo, negocios diversos de personas en el poder, gastos para ocurrencias inconfesables, siniestra intromisión de un líder saharaui, gatos injustificados y regalías durante la pandemia, ocultación dolosa sobre abusos a menores, amistades peligrosas, etiquetas perversas para ofender a los oponentes políticos, cambios de opinión o mentiras absolutas, peaje a las autovías, pensiones y sus aristas, en fin, un rosario de ofensas que se consideran perniciosas para una sociedad empeñada en la verdad, sentido común y bienestar colectivo. Hoy, desarmado el oponente, finalizada la batalla electoral, llega el recuento de bajas. 

Se quedan sin sueldo público algunos desahogados, que se metieron en el bolsillo dinero de los impuestos con excusas inmorales. Otros han quedado ligeramente tocados y aprovecharán para asegurarse un sustento. Recoger material deteriorado, si queda, y reconstruir lo destrozado. Pocos han tratado el asunto de la criminalidad, que nos hace menos libres, y la justicia, que necesita atención urgente. Algunos, enquistados en sus estereotipos casposos, deberían hacer un nuevo recuento.