Eloy M. Cebrián

Eloy M. Cebrián


Mola

14/10/2022

La semana pasada tuvimos aquí a los tres autores que se ocultaban tras el seudónimo de Carmen Mola, y que salieron del armario tras ganar el premio Planeta. Presentaron su última novela en el Teatro Circo y nos hicieron pasar un rato muy agradable, a pesar de lo macabro y gore de los temas tratan en sus libros. O quizás gracias a ello, pues es bien sabido que la crueldad y la violencia entretienen y atraen a partes iguales, sobre todo cuando son otros quienes las sufren o son ficticias, como ocurre en la novela policíaca. En la primera novela del ciclo de La novia gitana, se cuenta con pelos y señales cómo dos chicas son asesinadas por el procedimiento de taladrarles el cráneo e introducirles gusanos carnívoros para que les devoren el cerebro. La segunda novela versa sobre una red criminal que realiza películas snuff, en las que una persona es torturada y asesinada para deleite de los espectadores, y como propina aborda el tema de ciertas peleas clandestinas en las que dos niños se intentan matar mutuamente. El tercer título nos presenta a una familia de asesinos caníbales que explota una granja de cerdos. En la última entrega, dos hombres aparecen rajados en canal, eviscerados y con un feto humano dentro que resulta ser su hijo biológico. Los asistentes al evento literario nos divertimos mucho imaginando cuál podría ser la premisa de la quinta entrega, y curiosamente nadie tuvo que abandonar su butaca para correr al váter a vomitar. Aunque esto no debería sorprendernos, acostumbrados como estamos a oír que la tauromaquia es un arte y la caza un ejercicio de amor a la naturaleza. Está claro que la sangre mola, aunque al menos la de los libros y el cine carece de cinismo. Y encima es de mentira, no mancha y solo nos salpica la imaginación.