El fútbol tiene poco calado en Estados Unidos, porque a los habitantes de la gran potencial mundial les gustan los deportes con marcadores abultados y no terminan de entender que un espectáculo de 90 minutos de duración pueda finalizar con el resultado inicial. Aquí, es el deporte rey y no sólo se sigue el de máxima categoría, sino también de las inferiores que, en ocasiones, es más placentero para el espectador. Con el déjà vu de la Champions para los equipos españoles, el Real Madrid clasificado y los otros tres casi eliminados, lo que hace que se entienda el motivo por el que el entrenador del Barcelona, Xavi Hernández, quiere quitarle mérito al título continental, me tiene atrapado la división de plata, no sólo porque la dispute mi querido Albacete Balompié, sino porque está de lo más interesante y con datos que demuestran que el fútbol no entiende de lógicas.
La primera cosa poco probable, pero muy agradable, es que un equipo recién ascendido como el Alba esté en los puestos punteros. La segunda, que es la más llamativa del momento, es que un equipo como el Burgos, con seis goles a favor y ninguno en contra, esté tercero, con el añadido de que su portero ha batido el récord de minutos sin encajar un tanto, que ya va por 900 minutos, y el equipo burgalés es el segundo de la categoría con menor porcentaje de posesión de balón. Esta situación abre un melón para el debate: ¿es mejor apostar por el ataque o por la defensa? Puede gustar más un estilo u otro, pero aquí sí parece que el fin justifica los medios, porque, como dijo Boskov, «fútbol es fútbol».