Javier López-Galiacho

Javier López-Galiacho


Reconocimiento a los salesianos

31/01/2023

Hoy es 31 de enero, festividad de Don Bosco. Aquel santo turinés que entregó su vida, con el auxilio de la Virgen María, al servicio de los jóvenes, empezando por los más frágiles y abandonados. Varias generaciones de albacetenses tuvimos la suerte de pasar por aquel Colegio Salesiano, del que, por desgracia, no queda vestigio alguno de su entrega educativa y asistencial por Albacete. La puerta principal en hierro que coronaba su entrada fue trasplantada al Parque, frente a la casa de mi entrañable amigo Vicente Mompó, pero la placa colocada en su pilar derecho solo tiene los nombres de autoridades, pero ni una línea a que fue puerta de entrada de aquel soberbio edificio colegial sobre cuyo solar se levanta hoy el novísimo edificio de Justicia. Buena parte de lo que he ido consiguiendo en mi vida, se lo debo a los padres Salesianos. Nos legaron un estilo educativo hecho de razón, religión y bondad amorosa. «A Dios se le llega por la acción», nos decían. Nos propusieron una visión del cristianismo, abierta, respetuosa y conciliadora. Padres como don Francisco Ortí, don David, don Pedro Linares, don Absalón, don Antonio Pascual, don Antonio Greses, don Pascual Lluch, don José Luis Ramos, don Juan Jesús, don Antonio Echeto, don Antonio Soler, unidos a profesores como mi inolvidable maestro don Severiano Landete, todos nos marcaron con un hierro indeleble de ese estilo salesiano que uno ha llevado por bandera en la vida. En 1984, la política les pagó con la patada. Querían imponer su modelo educativo laico, por cierto, que terminó también cerrando. Los Salesianos, a pesar de ese trato, no abandonaron Albacete y se fueron de misión al barrio modesto de San Pablo, donde fortalecieron su Parroquia. La falta de vocaciones en colegios de Levante les obligó en 2013 a dejar la ciudad tras más de 50 años. Creo representar la voz y el sentimiento de muchos albacetenses, al subrayar desde estas líneas que Albacete y su provincia está en deuda moral con esta congregación salesiana. Albacete les debe un reconocimiento. Reconocer significa volver a pasar por el conocimiento lo que fue valioso para un pueblo.