Ramón Bello Serrano

Ramón Bello Serrano


Torrijos

25/02/2023

Releyendo a don Juan Benet    -que es manera de llegar a Javier Marías en condiciones (o al menos en potestativa condición). Dice don Juan en Saúl ante Samuel a cuenta de la memoria- «la memoria celosa archivadora (…) y de qué manera confunde, engaña y defrauda». La memoria como tal fascina por cómo ha de procesar -y precisar- su caudal: recauda y dispone en una otra medida: mejor jugar a corto que a largo plazo. George Steiner en Lluvia de fuego va más acá de la memoria, más atrás, antes del primer momento de entender: «La Palabra que es Cristo «habita» literalmente en la psique humana, aunque esta divina residencia precisa ser liberada por la gracia». La memoria en las novelas de Marías es ante todo escritura musical -recuerdo, ahora, cómo mi padre, señalaba la ilustración que Marías insertó en Tu rostro mañana, el cuadro de Antonio Gisbert (Fusilamiento de Torrijos y sus compañeros en las playas de Málaga) cuando yo le hablé de Marías y me intimidó y me dijo: «Torrijos, Torrijos, háblame de Torrijos»; así me probó y cuestionó de un golpe si había leído de veras tan extensa novela. En el fondo son benéficos ardides -o sólo lo son un poco- del ejercicio memorístico del viejo: llega un tiempo en que el archivo es ya concluso, un tiempo en el que es perdonable engañarse y confundirte, quizá para no defraudar al otro -defraudarte importa menos-. De ahí que sea mejor, con la memoria, jugar a corto, apostar por la caída de un valor. En el aserto de Benet me he comido de propósito lo que habría de ir en el paréntesis: la memoria celosa archivadora «de los datos de los sentidos que han merecido su resguardo» y de qué manera confunde, engaña y defrauda. Miras a Torrijos -todavía vivo- y nuestra memoria se divierte -y trastorna- con aquellos espadones alfonsinos, chasqueados en el rigodón, pero capaces de fusilar familias enteras para aquietar un pronunciamiento. Si hay un resguardo «total» que se libera de un modo u otro, como triunfo indudable de la Creación -ya nos hemos olvidado del papa alemán, de un día para otro- siempre quedará nuestro voluntario archivo, las inocentes memorias de los viejos, la figura tan romántica del general Torrijos, traicionado por la débil memoria de los que creyó suyos.

ARCHIVADO EN: Torrijos, Novela, Málaga